En un partido durísimo ante un rival más grande y más fuerte, los argentinos dieron una muestra de carácter y talento, dominaron mientras impusieron su ritmo y sacaron pecho cuando las cosas se pusieron difíciles. Al margen del triple agónico, Gonzalo Corbalán fue el gran protagonista del partido. Finalizó con 25 puntos y fue uno de los responsables de abrir el partido en el segundo cuarto y de mantener el juego a flote sobre el cierre. Franco Méndez acompañó con 11 puntos, Fernández y Rodríguez Ortega sumaron nueve.
El próximo viernes, Argentina se medirá en cuartos de final con Serbia, que viene de sufrir hasta último momento para vencer a Japón.
Argentina arrancó el partido con dos conversiones de tres puntos, una muy buena noticia. Desde el primer instante se notó que el juego iba a ser friccionado y de mucho contacto, en el que la efectividad de tres puntos jugaría un rol primordial. Ambos equipos intercambiaron delantera de a rachas, pero Argentina mostró una mejor cara defensiva. Siendo más física y más activa a la hora de congestionar las líneas de pase. Cargó de faltas a su rival y podría haber tomado el comando, pero arrancó 2/10 desde la línea, por eso el cuarto finalizó 18-18.
En el segundo parcial la gran diferencia de ritmo en los estilos de juego se notó mucho más. Siempre que pudieron correr, los chicos generaron problemas ante un rival más pesado y decidido a jugar media cancha. Desde la banca, Gonzalo Corbalán y Silvano Merlo aportaron una necesitada cuota de gol cuando el desgaste empezó a provocar imprecisiones. Argentina incomodó a su rival con el desequilibrio de sus perimetrales y sacó máxima de 10. Con un enorme despliegue defensivo y un parcial de 20-11 en el segundo cuarto, cerró el primer tiempo al frente por 38-29.
El tercer período fue todo de Turquía, que mejoró notablemente en defensa y jugó a sus fortalezas en ataque. Sin brillar, limitó a los chicos argentinos a tan solo 10 puntos en el parcial, cortando la principal vía de gol, el uno contra uno desde el perímetro. En el otro costado, insistió en aprovechar su ventaja física, jugó cerca del canasto y cerró el cuarto con una ventaja de 50-48.
En el comienzo del cuarto segmento, los dos equipos optaron por defensas zonales. Turquía, más conservadora, agolpándose en la pintura y concediendo el tiro externo. Argentina fue más ambiciosa y extendió su defensa a toda la mitad de cancha intentando cubrir espacios y provocar pérdidas.
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El partido llegó a los instantes finales con muchísima paridad. Argentina no se adueñó del juego pero tampoco se quebró ante las conversiones de su rival. Corbalán y Fernández se hicieron cargo de la ofensiva y mostraron personalidad. El primero para contestar cada conversión turca y mantener el juego a raya, el segundo para anotar con efectividad desde una línea de tiros libres que le había sido esquiva en el transcurso del partido.
Dos libres de Fernández acercaron a uno, Corbalán metió un golazo para pasar al frente por la mínima pero del otro costado cometió una falta que dio dos tiros al rival. Con tres segundos por jugar, Turquía metió los dos, pero Corbalán se había guardado una bala. Corrió la cancha y completamente desequilibrado lanzó un triple a una pierna sobre el sonido de la chicharra que golpeó el tablero y entró.
Lo que siguió fue el delirio. Victoria trabajada y extenuante de Argentina que se cobró su segunda víctima europea en lo que va del Mundial. Muchísimo carácter y talento para compensar las carencias. El viernes, el rival de cuartos de final será Serbia, que sufrió hasta la última bola para derrotar a Japón.