"Si no tenemos a Tony Parker, será más difícil competir contra equipos como Houston y Golden State", dijo el entrenador Gregg Popovich poco antes del final de la temporada regular de la NBA. Aquellas palabras retumbaron otra vez en el vestuario de San Antonio cuando este jueves se conoció que el base francés se rompió un tendón del cuádriceps izquierdo en el triunfo de los Spurs que igualó la serie a un éxito por lado con los Rockets. Parker probablemente tenga que ser operado, por lo que se perderá el resto de la temporada.
A los 34 años, el basquetbolista ya no es el dinámico armador de antaño, pero de todas formas es una pieza esencial en el andamiaje del equipo. Tras la paliza que los Spurs sufrieron en el primer encuentro ante Houston por las semifinales de la Conferencia Oeste, Parker respondió con 18 puntos en 25 minutos antes de su lesión en la victoria por 121 a 96.
El francés aterrizó mal mientras intentaba un tiro, y de inmediato se retorció de dolor en el suelo. Finalmente tuvo que ser cargado por dos compañeros para salir de la cancha. Ya en ese momento, su compañero Emanuel Ginóbili intuía que algo estaba mal. "No se lo ve bien. No puede apoyar la pierna. Nos sentimos muy preocupados por el estado físico en el que se encuentra. No soy optimista, pero veremos qué sucede con los estudios médicos", describió Manu.
Esa sospecha, y lo que intuía Popovich, fue confirmada tras ser sometido a una resonancia magnética. San Antonio difundió el resultado de los exámenes pero no hay un cronograma para su rehabilitación. Lo único concreto es que el tercer partido de la serie es el viernes en Houston y Patty Mills será titular en el puesto de Parker. Ahora, los Spurs probablemente otorguen más responsabilidades a Kawhi Leonard, su goleador y máxima figura.