Mauro Giallombardo volvió a nacer hace exactamente 6 meses. El 13 de agosto de 2017, inmediatamente después de impactar de frente contra un micro de larga distancia en la ruta 40, a 15 kilómetros del centro de Villa La Angostura, el campeón de Turismo Carretera en 2012 comenzó a vivir una segunda oportunidad.
Ese día, el piloto de Bernal protagonizó, junto a dos chicas y a un amigo, un accidente que casi les cuesta la vida a los cuatro. Desde entonces, desde la angustia y la incertidumbre, hasta hoy, momento de ilusión y de esperanza, el camino fue tormentoso. El presente, muy diferente. Y el futuro, totalmente alentador. Tanto que la ilusión de verlo otra vez arriba de un auto de carreras tiene una rienda de la que agarrarse.
"Mauro preguntó hace un par de meses si puede volver a correr. Los médicos son optimistas, van a ver cómo sigue la recuperación, pero lo veo tan integrado y con tantas ganas de seguir avanzando que pienso que va a volver", dice Néstor, el papá de Mauro, en una charla con Clarín.
Esa ilusión tiene un sustento. No es sólo el deseo de un hombre que quiere lo mejor para su hijo y que se emociona al hablar de él. Es también el sueño de los médicos que lo tratan día a día en Fleni. "Los neurólogos no ven secuelas ni impedimentos para que pueda volver a su vida normal. El médico le dijo que sabe que para practicar el automovilismo hay que estar 10 puntos de la cabeza y que él está muy cerca", agrega. Suena irreal después de lo sucedido.
Antes de llegar tendrá un camino largo por recorrer y aunque la ilusión nadie se la quita a Mauro y a toda la gente que quiere verlo otra vez acelerando, el objetivo de llegar a las pistas es quizás el último en este momento. Hoy las energías están puestas en la rehabilitación para "poder presenciar lo antes posible una carrera" y así rodear al de Bernal con toda la gente que le envió sus fuerzas.
La recuperación del ídolo de Ford, cuyo primer nacimiento fue hace poco más de 28 años, sigue adelante. Después de pasar 36 días en terapia intensiva y tras superar más de una decena de operaciones, Giallombardo ya puede comer, caminar y respirar sin ayuda mecánica. Ya no tiene la traqueotomía y tampoco necesita del andador para moverse. De hecho, el domingo pasado tuvo su primera salida del hospital. Recibió el alta de deglución y con su familia y amigos fue a comer a una parrilla por Pilar.
"Estaba muy contento y sorprendido. Hace seis meses no ve más que ambulancias, hospitales y centros de rehabilitación", cuenta Néstor. El alta lo va a ayudar a terminar de recuperar los 15 kilos perdidos.
Después de comer por primera vez sin restricciones, con su amigo Juan Pablo Rossoti (piloto de Turismo Nacional) al volante, Mauro pudo volver un rato a su casa "para ver cómo quedó todo". Luego debió regresar al instituto, en Escobar, para seguir con su recuperación. Todavía tiene que trabajar en una mano y en una pierna, ambas del lado derecho, el más afectado por el accidente, y debe continuar con ejercicios cognitivos y neurológicos.
"Hay un plan de los médicos para que en abril pueda tener hospital de día; es decir, que pueda salir todos los días y volver", remarca Néstor. Y recuerda: "En los primeros días tuvo operaciones en la cabeza, en la cadera y en un ojo, muchas de distinto tipo. Salimos el día 36 del Austral y fuimos a Fleni. Desde ahí fue una recuperación continua. Estuvo 40 días tomando morfina y eso genera adicción, entre otras cosas, pero superó las consecuencias. Los médicos dicen que fue en parte por el buen estado físico en el que se mantenía".
Después de esa etapa tuvo que volver a aprender a comer, a respirar, a moverse y a caminar. Siempre, sin recordar lo que le pasó. Los médicos ya le avisaron que no podrá rememorar lo que sucedió el día del accidente. Mauro tiene un blanco en su memoria que va desde unos días antes del choque hasta que dejó el hospital Austral. Lo último que aparece en su cabeza, previo a su viaje al Sur, son los 1.000 Kilómetros de Buenos Aires, su última carrera. (<i>Clarín</i>)