En los primeros 10 minutos parecía que el Inter liquidaría la serie en Porto Alegre. Salió con todo, marcó la diferencia de la mano de Andrés D'Alessandro y todo daba a suponer que iba a ser una goleada ante Tigres, que se defendía mal y no tenía respuestas en ataque.
Pero no. Lo de los brasileños fue solo una ráfaga. D'Alessandro aprovechó un error en la salida desde el fondo de los mexicanos y a los 4 minutos abrió la cuenta con un zurdazo seco, cruzado y letal contra el palo. A los 9 fue Valdivia el que puso el 2-0 con un remate a colocar, que se desvió y se coló por arriba del Patón Guzmán, para hacer enloquecer a la multitud que copó el Beira Rio.
Todo era una fiesta. Pero Tigres, con Guzmán en el arco y Guido Pizarro como una figura clave en el medio, empezó a emparejar el trámite y descontó con un gol de Hugo Ayala, que en el segundo tiempo fue expulsado.
Los locales se fueron diluyendo y dependieron exclusivamente de lo que pudiera hacer D'Alessandro. Y los visitantes, ya con un gol marcado fuera de casa, se conformaron con la corta desventaja. Todo va a resolverse el miércoles en México. De allí saldrá el rival de River-Guaraní en la gran final de la Libertadores.