racán festejó este sábado en Mar del Plata un buen triunfo por 3-1 frente a San Lorenzo en el primer clásico de verano, que le dio además la Copa Ciudad de Buenos Aires. El Globo supo ser efectivo y aprovechar los errores de su rival de siempre para atesorar un éxito inapelable.
En el primer tiempo, fue el conjunto de Pablo Guede el que tomó la iniciativa y generó peligro, aunque pecó de ineficaz en la red, se desinfló y pagó caro el oportunismo de los de Eduardo Domínguez y la categoría de Daniel Montenegro.
Emmanuel Mas, de cabeza, exigió a Marcos Díaz y Mario Risso cabeceó al palo en contra en las más claras del Azulgrana. Pero a los 44, el Rolfi ejecutó un tiro libre al ángulo derecho de Sebastián Torrico, enseguida sobrevino el entretiempo y los de Boedo quedaron golpeados.
En el comienzo del complemento, los de Parque Patricios hicieron gala de su velocidad en los últimos metros a la par de los huecos que dejaba el fondo de San Lorenzo. A los siete, Ramón Ábila quedó mano a mano con Torrico, lo eludió y empujó la pelota al segundo. Y a los 11, encaró Cristian Espinoza, tapó el arquero y el balón dio en Matías Caruzzo, que lo metió en contra.
El vendaval quemero pareció echar por tierra cualquier aspiración de los de Guede. Más tarde, Martín Cauteruccio se topó con el travesaño y recién a los 32 el ingresado Facundo Quignón pudo descontar de cabeza al segundo palo tras un córner desde la derecha. Pero a los 39 Sebastián Blanco vio la roja y quedó para la anécdota un gran tiro libre de Julio Buffarini que ahogó Díaz.
Al final, la fiesta con público de ambas parcialidades quedó entre la gente de Huracán, mientras sus jugadores se daban el lujo de levantar un trofeo estival aunque cargado de simbolismo.