No iban a zafar. Ya los tenían marcados. Pasaron más días de lo normal, pero en algún momento iban a caer en las garras del peluquero improvisado de turno. Y así fue. Una noche, alguien golpeó la puerta de la habitación donde los pibes se encontraban charlando. Avido por dejar su marca, del otro lado apareció Gustavo Bou con la máquina de cortar cabello (propiedad de Santiago Rosales) y en cuestión de segundos comenzó su extravagante obra.
En apenas unos minutos, las cabezas de Brian Alvarez (volante por izquierda), Matías Escudero (lateral por la derecha) y Braian Guille (delantero) quedaron con mechones desparejos, mientras Sergio Vittor y Rosales eran testigos que disfrutaban de ese momento entre sonrisas. Un ratito después, en una foto, la Pantera mostró su obra como bautismo clásico de los juveniles que están haciendo su primera pretemporada con el plantel profesional.
"Gustavo nos rapó después de la cena. Y nosotros no nos resistimos. No íbamos a decirle que no, je", le contó Escudero a Olé. Poco tiempo, sin embargo, les duraron los dibujos capilares. Lo chicos tomaron cartas en el asunto y se pelaron ellos mismos en busca de la prolijidad.mar del plata.