El equipo de Pedro Troglio había desperdiciado una enorme cantidad de situaciones de gol y la visita, en el final del juego, se lo había empatado con un cabezazo inesperado. La pregunta la respondió Ignacio Fernández con un zapatazo tremendo que se coló en el arco de Horacio Ramírez e hizo delirar a media ciudad de La Plata: 2-1 y a cobrar.
Había comenzado parejo el partido, con un Colectivero transitando el partido con la marcha bien alta. Palo por palo. De un lado y el otro. Gabriel Ávalos avisó para los suyos; Álvaro Fernández y Maximiliano Meza hicieron lo propio para el dueño de casa. Llegando a la mitad de la primera parte, los de Pedro Troglio consiguieron inclinar la cancha para su lado y apropiarse por completo del trámite del encuentro.
La pelota seguía sin entrar: por arriba del travesaño, pegando en los rivales, haciendo figura a Ramírez. Se le negaba el gol al combinado local. Hasta que Nicolás Mazzola, luego de malograr otras chances, controló bien la pelota, giró y sacó un disparo infernal que pegó en el techo del arco. Le ponía justicia al resultado.
Las estadísticas reflejan la superioridad del Lobo con los 22 disparos finales. Los bombardearon a los de Misiones. El complemento venía con la misma tónica que el final del primer tiempo: Gimnasia dominaba a gusto y piacere, pero dejaba vivo a su rival por su ineficacia. Mazzola erró abajo del arco y, en el rebote, a Roberto Brum se la sacaron de cabeza en la línea. Al rato, Oreja tuvo la suya, pero también pifió.
La superioridad era abrumadora y el Juan Carmelo Zerillo ya estaba de fiesta: impresionante bienvenida a Fabián Rinaudo, quien ingresó en el complemento por el propio Brum ante la ovación de su público. Pero Rodrigo Lechner quiso hacer valer la vieja frase fubolera: "Goles que se erran en un arco, se hacen en el otro". Cabezazo a los 40 del complemento y empate para Crucero, que sumaba su primera unidad fuera de su cancha.
Quedaba un epílogo para el infarto, con un cabezazo de Osvaldo Barsottini en el palo y un remate que sacó Nicolás Navarro, impidiendo la insólita caída de su valla. Pero Nacho Fernández quería convertirse en héroe: disparo imparable para el 2-1 y el delirio de todos. Sexta victoria consecutiva para Troglio y sus muchachos; once juegos invictos y el líder Boca a cinco puntos de distancia.