Veinte días después del desencanto generalizado que provocó el exótico experimento protagonizado por Floyd Mayweather y Conor McGregor, los amantes del boxeo se ilusionan con ver este sábado el verdadero combate del año. Gennady Golovkin y Saúl Canelo Álvarez subirán al cuadrilátero del T-Mobile Arena de Las Vegas para disputar los títulos de la Asociación Mundial de Boxeo, el Consejo Mundial de Boxeo y la Federación Internacional de Boxeo de la categoría mediano, en poder del invicto kazajo.
Ante casi 10.000 espectadores, la mayoría de ellos mexicanos, y en un clima de respeto, muy alejado de las provocaciones y la pirotecnia verbal tan frecuente en esta clase de eventos, los púgiles superaron este viernes el pesaje que se realizó en el MGM Grand Hotel and Casino de la Ciudad del Pecado. Ambos clavaron la balanza en 72,5 kilos (160 libras), el límite de la categoría.
"Dimos el mismo peso, tenemos la misma estatura y cuerpos parecidos, la verdad sobre quién será el mejor se sabrá mañana. Esto es boxeo, nadie sabe qué va a pasar, yo creo que puede pasar cualquier cosa. No soy dios, no puedo pronosticar", afirmó Golovkin, quien este sábado combatirá por primera vez en Las Vegas.
"Será una pelea en serio. Uno puede irse a su casa o acabar en el hospital. Será peligrosa. Todo el mundo entiende eso. Creo que los primeros asaltos serán muy parejos. La segunda parte será más loca, como una pelea callejera", analizó el campeón.
Álvarez fue apenas una pizca más provocador que su adversario, sin romper el marco de cordialidad entre los contendientes. "Quizá él sea el más grande al subir al cuadrilátero, pero no siempre gana el más grande, yo tengo muchas cosas para demostrar. Mañana va a ganar el más inteligente", aseguró. Y agregó: "Me preparé para noquear. La velocidad va a ser un factor importante. Siempre arriesgo todo en todas mis peleas, pero me preparo para ganar".
Será un duelo de hombres de mano pesada. Golovkin, de 35 años e imbatido en sus 37 presentaciones como pugilista rentado, consiguió 33 de sus 37 victorias en fila antes del límite, aunque nunca midió fuerzas con un adversario de los quilates de Álvarez.