Hubo que esperar cuatro largos años para volver a ver un San Lorenzo vs. Huracán. Y el partido estuvo a la altura de las expectativas. Lo ganó el local porque fue superior y pegó en los momentos justos. Lo perdió el visitante porque no supo defender la ventaja inicial y porque no pudo dominar la zona media, clave para la victoria del Ciclón. Además, las individualidades terminaron torciendo la historia, una vez más, en favor del Cuervo. La vigencia de Romagnoli, un talento en extinción en el fútbol argentino, fue clave para el 3-1 final. El Pipi aprovechó la pelota que bajó Matos para llevársela adentro del área y definir cruzado para el empate parcial. Fue el mismo que fabricó el penal del tercero, al acelerar en los metros finales y provocar el cruce a destiempo de Vismara. Y el equipo de Bauza también tuvo a Matos. Que la pivoteó bárbaro en el 1-1 parcial, que ganó de arriba en el segundo y que pateó muy bien el penal para el tercero.
Como un Ciclón, San Lorenzo arrancó dispuesto a llevárselo por encima a Huracán. Con Romagnoli y Blanco buscándose para generar juego, se hizo dominador de la pelota y planteó el partido en campo rival. En su mejor momento, ante un Huracán desconcertado, pagó muy caro un fallo defensivo. Gamarra filtró un pase a Toranzo, que aceleró para romper líneas, y el Pato, ante el tardío achique de la zaga central, sacó un derechazo desde afuera del área inatajable para Torrico.
El equipo de Bauza sintió el impacto. Perdió la pelota. Se bloqueó. Y ahí se vio un rato de dominio del Globo, que nacía en los cortes de Vismara en el círculo central y continuaba con la desfachatez del pibe Gamarra, acompañado por un Toranzo prolijo y un Wanchope Abila incisivo. Lástima que el Rolfi amagó pero nunca concretó convertirse en otro conductor del fútbol del Globo.
Paradójicamente, cuando el que mejor estaba parado era el equipo de Apuzzo, San Lorenzo llegó al empate gracias a Romagnoli. Y ahí volvió a cambiar el trámite porque el local retornó a su intensidad ofensiva del comienzo. El gol de Caruzzo al final del primer tiempo le puso justicia al marcador.
Se hizo más peleado el partido en el segundo tiempo. San Lorenzo cuidó más la retaguardia y Huracán fue incapaz de poder desequilibrar en los metros finales. En uno de los esporádicos avances del Ciclón, Romagnoli aceleró cuando debía hacerlo y provocó el penal que Matos transformó en el 3 a 1. Al rato, un cabezazo de Toranzo en el palo (en la mejor jugada colectiva del partido), pudo haber puesto a Huracán otra vez en partido y, al menos, achicar la distancia en el marcador. Pero el Globo falló en la puntada final y San Lorenzo volvió a quedarse con el clásico. El oro y el barrio.