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Cuánto tiempo necesitarán los jugadores para volver a ponerse en forma tras el coronavirus

Los preparadores físicos de distintos clubes argentinos dieron su opinión sobre el tiempo que deberá pasar para que la pelota ruede de manera oficial una vez que se regrese a los entrenamientos en el campo.

21 de Abril de 2020
Los más optimistas hablan de una pretemporada mínima de dos semanas.
Los más optimistas hablan de una pretemporada mínima de dos semanas.

Así como el fútbol se adelantó a las demás actividades y paró la pelota el 17 de marzo, un par de días antes de que se resolviera la cuarentena obligatoria en todo el país, también puede ser una de las últimas actividades en volver a su ritmo natural. Y esto no se debe sólo a cuestiones organizativas o protocolos de salud, sino a la propia condición física de los futbolistas, que llevan más de un mes entrenándose de manera individual y casera con rutinas de ejercicios que llegan a través de diversas plataformas virtuales. La Nacion consultó a los preparadores físicos de distintos clubes sobre cuánto tiempo deberá pasar para que la pelota ruede de manera oficial una vez que se regrese a los entrenamientos en el campo: los más optimistas hablan de una pretemporada mínima de dos semanas, mientras que otros indican que si la cuarentena se estira necesitarán seis semanas para poner a punto la maquinaria de un jugador de fútbol de alto rendimiento.

 

Hay una palabra que repiten los cinco integrantes de distintos cuerpos técnico que fueron consultados para esta nota: incertidumbre. En este contexto es una sensación que no se aplica sólo al fútbol, ni al deporte: la falta de certezas es una problemática que se extiende a casi todas las actividades durante esta pandemia. La diferencia, acaso, está en que los profes suelen hacer un culto de la planificación y las mediciones. "Esto nos cambió para siempre la forma de vivir y ver las cosas. Lo primero que hicimos cuando se resolvió la cuarentena -cuenta Javier Bustos, PF de Diego Cocca en Rosario Central- fue armar un kit de entrenamiento para cada jugador, planificar clases virtuales. Jamás imaginamos que duraría tanto tiempo. Nosotros siempre nos regimos por tiempos, cargas, recuperaciones, adaptación, densidad, intensidad, volúmenes, pausas. Todo está medido para nosotros. Y ahora es al revés: todo es incertidumbre". Sin calendario, no hay cronograma posible.

 

El uruguayo Alfonso Meoni, quien se encarga de la preparación física de Atlético de Tucumán en el cuerpo técnico de Ricardo Zielisnki, es bien gráfico: "Para que se den una idea: lo que le estamos pidiendo a los futbolistas son ejercicios que podría hacer un oficinista que va a un gimnasio para mantenerse en forma".

 

 

 

Con distintas modalidades, soportes digitales y periodicidad, cada plantel de Primera continúa con un entrenamiento a distancia, que no sólo incluye la preparación física, sino también algunos trabajos de neurociencia, videos tácticos, aspectos grupales y motivacionales. Algunos, como River, incluso llegaron a repartir elementos a cada futbolista (pesas, discos, bandas elásticas, cintas, bicicletas fijas y relojes con GPS) para que puedan llevar a cabo las tareas.

 

¿Alcanza esa logística para que cuando los planteles se reincorporen estén en condiciones de competir? La respuesta es unánime: no. "Un jugador en un partido tiene una velocidad máxima de 33 kilómetros por hora. ¿Cómo entrena en un departamento para desplazarse o alcanzar esa velocidad?", precisa Alejandro Kohan, preparador físico de Defensa y Justicia, que indica que el temor empieza a ser la pérdida de masa muscular. "La preparación física del futbolista se da desde el contexto de juego, no desde la preparación atlética. La construcción de un jugador se planifica en base a un modelo de juego, nosotros creamos y recreamos acciones simuladas desde una metodolgía mixta. Buscamos que el jugador identifique y resuelva las problemáticas que un partido le presenta. Eso en un departamento y de manera individual no se puede hacer", completa Bustos.

 

Acaso la escena que mejor resuma lo complejo que resulta entrenarse durante esta cuarentena se haya dado el jueves pasado en Resistencia, Chaco. El defensor Mauricio Campolongo y los mediocampistas Brian Meza y Mikhail Colombo, todos futbolistas de Sarmiento de Resistencia, que juega en el Federal A, estaban realizando su rutina de entrenamiento en la parte delantera de la cochera del complejo residencial en el que viven, cuando llegó un patrullero. Les confiscaron la pelota y se los llevaron demorados por unas horas.

 

 

 

¿Y cuánto tiempo de trabajo llevará recuperar el punto ideal de los jugadores después de, como mínimo, cinco semanas de sesiones remotas? Ahí es donde aparecen los matices. En el cuerpo técnico de Marcelo Gallardo, que cuenta con cuatro profes, aseguran que si los tiempos se prolongan se deberían aumentar la cantidad de semanas de preparación física antes de volver a la alta competencia. Estiman que si la cuarentena continúa, se necesitará una pretemporada de seis semanas aproximadamente. "Una vez que estén dadas las garantías por los organismos oficiales para entrenar, para volver a jugar al fútbol pasará mucho tiempo. En forma proporcional se necesitarán otros tantos días como tuvo la cuarentena para que los jugadores estén en condiciones de competir. Eso es en términos ideales, aunque sabemos que habrá que encontrar una diagonal entre lo ideal y lo real", indica Kohan. Meoni, en tanto, es más optimista: "Para hacer las cosas medianamente coherentes debería haber un mínimo de dos semanas para perfilar las tareas específicas: todo lo técnico-físico y lo físico-táctico que no se puede trabajar con esta modalidad actual".

 

Martín Bressan, el preparador físico de Sebastián Beccacece en Racing, ni siquiera arriesga a entrar en la zona de las hipótesis: "Estamos en un momento de incertidumbre, en donde lo único que podemos hacer es mantener la forma física de los jugadores dentro de los espacios que tiene cada uno. Lo otro son todas suposiciones, porque no tenemos calendario".

 

Si bien la condición física de cada uno de los jugadores es una de las principales preocupaciones para cada cuerpo técnico, también hay otras. Por ejemplo: la alimentación. Los nutricionistas tienen charlas periódicas en las que recomiendan comer en los horarios habituales y en los espacios habituales, que ese momento sea dedicado exclusivamente a la alimentación y no se realice mientras miran televisión, por ejemplo. También que los "permitidos" (en la mayoría de los casos, dulces y grasas) se espacíen lo más posible. La mayoría de los planteles acostumbra a desayunar en grupo previo al entrenamiento y a almorzar también todos juntos una vez que finalice la práctica, con la comida que diseñan los nutricionistas del club, por eso resulta todo un desafío. Si bien cada futbolista debe mandar -en algunos equipos todos los días, en otros tres veces por semana- una foto o un video del momento en que pasa por la balanza, esa es otra de las incógnitas.

 

 

 

Y también está el aspecto emocional. Según un informe sobre la salud mental de los jugadores realizado por la Asociación Australiana de Futbolistas Profesionales durante la pandemia "hay una serie de tendencias alarmantes": el 77 por ciento de los futbolistas masculinos y femeninos informaron de su preocupación por su futuro profesional, el 58 por ciento admitió síntomas de ansiedad y el 45 por ciento demostró síntomas de depresión. "Esa es otra de las cuestiones que más se atienden desde el cuerpo técnico. Cada futbolista atraviesa una situación distinta y al ser algo nuevo cada uno reacciona de una manera distinta. En Atlético no tenemos un profesional que se ocupe de eso, pero estamos atentos desde lo humano", explica Meoni.

 

Al mismo tiempo que Talleres de Córdoba realizaba un protocolo con prevenciones para volver a los entrenamientos, en un esquema parecido al que viene realizándose desde la semana pasada en la Bundesliga de Alemania, el Ministro de Turismo y Deporte, Matías Lammens, advertía: "El fútbol es una de las últimas cosas que se van a liberar. Es difícil hacer pronósticos con certezas, pero estimo que vamos a pasar todo abril y mayo sin fútbol". Y precisaba: "Empieza a ser un problema inclusive que los planteles regresen a los entrenamientos también, algo que se pensaba que no. Estamos esperando que los infectólogos y los especialistas nos sigan brindando herramientas".

 

Lammens hizo sus declaraciones en base a "las recomendaciones de países más avanzados que piden una distancia de entre cuatro y cinco metros cuando la gente hace actividad física". Se trata de un estudio conjunto de las universidades de Leuven (Bélgica) y Eindhoven (Holanda) que llegó a la conclusión de la que distancia social entre personas que corren al aire libre debe ser aumentada porque el "rebufo" (la estela de aire que queda producto de la transpiración y el movimiento) queda suspendido y quien viene atrás puede respirarlo si no se respeta esa distancia establecida. Según simulaciones de personas corriendo, los investigadores establecieron que hay que dejar una distancia de unos diez metros al correr. Los cinco cuerpos técnico que fueron consultados no conocían el estudio ni el alcance del "rebufo" pero coincidieron en que ante la delicada situación acatarán las medidas dictadas por los especialista.

 

 

 

Hasta ahora, a diferencia de lo que ocurre en buena parte de Europa, no hay jugadores del fútbol argentinos infectados de Covid-19. Aunque hay 350 clubes del país que prepararon sus instalaciones como una especie de hospitales de campaña para colaborar con el sistema sanitario. Ese también será el contexto en que se reintegren los planteles. "¿De cuánto será la pausa esta vez? Nadie lo sabe. ¿Cómo será el modelo de competición cuando volvamos ? Nadie lo sabe. ¿Cómo planficaremos esa pretemporada? Nadie lo sabe. Es como dice esa gran frase del poeta uruguayo Mario Benedetti: "Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto cambiaron todas las preguntas", explica Bustos, que acompaña a Cocca en su cuerpo técnico desde 2007, cuando el ex defensor de River comenzó su carrera en la Comisión de Actividades Infantiles.

 

Cuando las grandes ligas de Europa llevaban un puñado de días sin competencia, el campeón del mundo Jorge Valdano, agudo para pensar la pelota, dejó una definición en su columna de El País: "Claro que se puede vivir sin fútbol, pero se vive peor". Más de un mes después, según dicen especialistas en la salud y también los preparadores físicos, parece que habrá que acostumbrarse.

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