Cavenaghi nunca miente. Dijo que iba a volver y volvió en el peor momento de la historia. Y con su vuelta empezó a construir un futuro lleno de gloria, con copas y títulos por doquier, como en las viejas buenas épocas. La Libertadores fue la última conquista. También la más deseada. Por eso no dudó en grabársela para siempre en la piel.
"Me quiero tatuar una Copa Libertadores. No sé dónde me lo voy a hacer, habrá que encontrarle un buen lugar. Calculo que será en estos días", había contado el goleador. Un día después apareció la tinta. Todo un síntoma de lo que siente el Torito por River, su gran amor.
Ya antes se había hecho uno: "Y en las malas mucho más". Ahora fue el turno de recordar las buenas. ¡Salud, Cavegol! A brindar con la Copa.