Para algunos, lo que Boca festejó ayer fue la liga número 26 conquistada por ese club. Para otros, la Nº 32. Y con esa diferencia vuelve todo un debate futbolero: ¿cuántos campeonatos en total ganó el club xeneize?, ¿cómo está la rivalidad con River en ese ámbito?, ¿cuáles son los criterios para enumerar títulos?
<b>Según la forma de conteo, Boca está arriba de su archirrival por 66 contra 61 o River lleva la delantera por 58 a 52. Y entre esas 52 o 66 estrellas auriazules y esos 58 o 61 trofeos millonarios</b> hay todo un rango de posibilidades que siempre depende de lo que se considere válido, oficial. El revisionismo histórico tan en auge en Argentina ha llegado hace tiempo al deporte más popular, y, como todo, es opinable. Y por ende, controvertido.
<b>La mayor disidencia en el repaso está en la cuestión amateurismo vs. Profesionalismo</b>. En el año 1931 se reconoció oficialmente la paga a los futbolistas de la primera categoría y, por algún motivo, el conteo se reseteó. Por muchos años los cuadros de campeonatos ganados incluyeron solamente los de la era profesional, y aún hoy, en la discusión de café, se argumenta con frases como "ah, pero eso no vale. Mirá cómo se jugaba. No tenían ni camisetas iguales entre los compañeros", cuestionando el valor de los rudimentarios tiempos del amateurismo.
En esa consideración, los números favorecen claramente a River. Por ejemplo, <b>los de ligas profesionales exclusivamente: 35 del club de la banda roja (incluida una inusual Copa de Oro de 1936 validada hace pocos años por AFA) frente a 26 de Boca</b>. Y las cifras totales, siempre según el criterio del fútbol rentado, e incluyendo copas naciones e internacionales, arrojan lo apuntado: 58 vueltas olímpicas albirrojas, 52 de la contra.
Hay quienes afirman, en cambio, que lo amateur tiene tanto valor deportivo como lo profesional, o incluso más, dado el amor natural a la camiseta en oposición al mero -y casi mercenario- compromiso laboral. Entonces crece Boca, aunque aun así no le alcanza en ligas: 32 contra 36. Pero el club del Riachuelo se impone si se agrega las copas nacionales, apenas valoradas o conocidas por gran parte del universo futbolero argentino: 12 (6 amateurs y 6 profesionales) versus 9 (1 y 8), es decir, 44 ante 45 en la acumulación.
Otro punto de discordia es el de la validez de los trofeos rioplatenses, disputados en la primera mitad del siglo XX, que son considerados oficiales por las asociaciones argentina y uruguaya pero no reconocidos por la Confederación Sudamericana. Incluirlos en el inventario favorece los intereses millonarios: seis copas rioplatenses (una amateur) guardadas en las vitrinas del Monumental frente a cuatro (dos) exhibidas en las de la Bombonera.
<b>Algo en lo cual no hay controversia es el predominio azul y oro en competencias continentales o intercontinentales</b>. En ese campo Boca es ampliamente superior: dio 18 vueltas olímpicas contra 10 del archirrival, y siempre que se juzgue contable la polémica Copa Suruga Bank, que enfrenta al campeón de la Sudamericana con el de un país (Japón) en un choque de origen netamente comercial.
Si vale todo, el veredicto es favorable a Boca: 66 a 61. Si se aplica todos los recortes posibles por "oficialidad" e importancia de los campeonatos, los números se reducen muchísimo, por ejemplo, a 46 para los auriazules y 44 para sus clásicos adversarios. O incluso a menos para extremistas que podrían tener en cuenta sólo los torneos muy importantes (ligas profesionales, copas Libertadores y Europeo-Sudamericana): 38 a 35 para River.
Hay casi tantos conteos como opiniones y la controversia queda abierta in eternum. <b>Lo cierto es que unos y otros, xeneizes y millonarios, gallinas y bosteros, están largamente por encima de sus perseguidores más inmediatos en esa tabla general de todos los tiempos</b>, si se incluye todo en el inventario: Independiente, con 43 conquistas; Racing, con 35, y San Lorenzo, con 22 (empatado con el Alumni arrasador del amateurismo). En eso sí que no hay polémicas: los cinco grandes son los clubes más exitosos de la historia del fútbol argentino. Fuente: La Nación