De la ilusión por buscar una victoria clave para seguir en la pelea por las medallas a la decepción por una eliminación prematura e insólita pasaron las Gigantes en una jornada negra para el básquetbol argentino en Lima. Es que el seleccionado femenino se quedó sin chances de avanzar a las semifinales de los Juegos Panamericanos tras perder su duelo ante Colombia por la segunda fecha del grupo B por "negligencia logística": llevaron las camisetas del color que no correspondía. Un error increíble le puso fin al sueño de las jugadoras argentinas, que arrancaron el día a pura sonrisa y terminaron con tristeza y mucha bronca.
Casi 30 minutos de calentamiento tuvieron los dos equipos en la cancha. Las colombianas de entrada se sacaron las camperas amarillas con las que habían salido a la cancha e hicieron todo el trabajo precompetitivo con las camisetas azules con vivos amarillos. Las argentinas, en tanto, se movieron con las camperas puestas, que no dejaban ver sus camisetas, también azules, cuando según constaba en la planilla oficial, debían ser blancas.
Sorpresivamente, el cuerpo técnico argentino tardó demasiado en darse cuenta de la similitud de los colores de los uniformes. Recién después de que se entonaron los himnos, se empezaron a ver algunas corridas en el banco del seleccionado nacional. Mientras, en la cancha, las jugadoras de ambos equipos seguían tirando al aro. El partido estaba retrasado, pero no parecía gran cosa.
Pero a medida que pasaban los minutos y la acción no comenzaba, la preocupación fue creciendo del lado celeste y blanco. Al costado de la cancha, se podía ver a Leonardo Costa, el entrenador del equipo nacional, conversando con los integrantes del cuerpo técnico colombiano como tratando de explicarles lo ocurrido y con los jueces del partido, el venezolano Daniel García, el brasileño Cristiano Maranho y el puertorriqueño Jorge Vázquez.
"Es uno de los momentos más tristes de mi carrera. Asumo total responsabilidad por lo sucedido", escribió ya entrada la noche argentina Amaya en su cuenta de Twitter. Y agregó: "Quiero solamente aclarar que durante todos estos años, CABB ha trabajado como nunca en apoyo a nuestra actividad. Por primera vez fuimos escuchados, nos permitieron crecer, se apostó y se invirtió en el desarrollo. Que MI error no sirva de argumento erróneo".
Las chicas, que habían llegado a Lima en un gran momento y con el objetivo de ganar una medalla, se fueron del estadio sin hablar con la prensa, pero avisaron que van a emitir un comunicado como equipo. Nada les devolverá la ilusión de pelear por una medalla en esta edición de los Juegos Panamericanos.
En el fondo de la escena Daniel Jacubovich, máxima autoridad del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD), se paseaba con el teléfono pegado a la oreja, tal vez intentando averiguar cuánto tardarían las camisetas blancas en llegar al estadio Coliseo Eduardo Dibós, ubicado a casi una hora de la Villa Panamericana.
Así, entre las gestiones del equipo argentino para solucionar el problema y los peloteos de las jugadoras, que nunca dejaron de moverse, se pasaron los 15 minutos -que en realidad fueron más- que es habitualmente el margen de espera en este tipo de situaciones.
Las colombianas entonces se juntaron frente a su banco, armaron un círculo, se arengaron mutuamente y al grito de 'Colombia' se aprestaron a entrar a la cancha. Las argentinas empezaron a preguntar qué pasaba si la ropa no llegaba.
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"¿No podemos jugar con esas camisetas?", tiró Melisa Greter, en referencia a unas remeras blancas que había conseguido el cuerpo técnico pero que fueron rechazadas por las autoridades del partido porque no tenían números. "¿Y nos van a dar el partido por perdido si no llegan las otras?"</i>, inquirió la base del seleccionado. Y ante el movimiento afirmativo de cabeza de Jacubovich, la preocupación apareció en el rostro de todas las jugadoras.
No pasó mucho antes de que el cuerpo técnico de Colombia se acercara a los árbitros para pedir los puntos del partido. "Deberían ya haber cerrado la planilla", se escuchó decir a un dirigente con campera amarilla cuando el retraso ya rondaba los 40 minutos. Un ratito después, todo el equipo colombiano volvió al vestuario y la voz del estadio pidió paciencia al público, que silbaba ante el anuncio de que el partido estaba postergado.
Entonces Greter -una de las integrantes del equipo que hace poco más de una semana había ganado la plata en el torneo de básquet 3x3 en Lima- y Agostina Burani se acercaron a charlar con la terna arbitral.
Fueron casi cinco minutos de conversación que dejaron a las argentinas con una certeza: si las camisetas blancas llegaban al estadio, no dependía de las autoridades que se jugara el partido. La programación no apremiaba -el encuentro siguiente estaba programado para cinco horas más tarde-, pero como el error había sido argentino, por reglamento Colombia estaba en su derecho de negarse a disputarlo en otro horario.
En el banco argentino, los rostros de las chicas mostraban un abanico de emociones: incredulidad por lo ocurrido, bronca, desilusión y mucha tristeza. Ya solas en la cancha, porque hasta los árbitros se habían retirado al vestuario, muchas esperaban el desenlace con los ojos húmedos por las lágrimas que querían escaparse.
Las camisetas finalmente llegaron, pero demasiado tarde, con casi una hora y media de demora. El partido se canceló, Colombia se llevó el triunfo por 20 a 0 y las Gigantes se despidieron de la chance de avanzar a semis en un papelón histórico que no fue culpa de ellas.
En medio de las críticas que se generaron, se conoció que el equipo viajó a Lima sin utilero, porque desde la Confederación Argentina de Básquetbol decidieron utilizar ese cupo del cuerpo técnico -limitado para un torneo como éste- para llevar un médico propio.
<blockquote class="twitter-tweet" data-lang="es"><p lang="es" dir="ltr">Quiero solamente aclarar que durante todos estos años, CABB ha trabajado como nunca en apoyo a nuestra actividad. Por primera vez fuimos escuchados, nos permitieron crecer, se apostó y se invirtió en el desarrollo. Que MI error no sirva de argumento erróneo".</p>— Hernán Amaya (@coachamaya) <a href="https://twitter.com/coachamaya/status/1159216812007002112?ref_src=twsrc%5Etfw">7 de agosto de 2019</a></blockquote>
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<blockquote class="twitter-tweet" data-lang="es"><p lang="es" dir="ltr">El jefe de equipo Hernán Amaya y la Directora de Desarrollo del básquet femenino, Karina Rodríguez presentaron la renuncia a sus respectivos cargos.</p>— CABB (@cabboficial) <a href="https://twitter.com/cabboficial/status/1159191880313266176?ref_src=twsrc%5Etfw">7 de agosto de 2019</a></blockquote>
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Y poco después de que se confirmara la cancelación, desde la CABB anunciaron que <b>el jefe de equipo, Hernán Amaya, y la directora de Desarrollo del básquet femenino, Karina Rodríguez, renunciaron a sus cargos.</b>
<blockquote class="twitter-tweet" data-lang="es"><p lang="es" dir="ltr">A la gente del Básquet Femenino que critica de buena fe, solo decirle que acepto sus palabras. A los que aprovechan a sacar miserias y buscar rédito político, solo les digo que no pierdan tiempo, que nada me hará apartar del camino de trabajar por el deporte y la ciudad que amo.</p>— Federico Susbielles (@fsusbielles) <a href="https://twitter.com/fsusbielles/status/1159241816073482240?ref_src=twsrc%5Etfw">7 de agosto de 2019</a></blockquote>
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<blockquote class="twitter-tweet" data-lang="es"><p lang="es" dir="ltr">Es un día de muchísimo dolor por lo que ocurrió en Lima. Es un error grave. Cometido por gente que ha trabajado denodadamente en estos años por el avance del Básquet Femenino en Argentina. Y que afecta especialmente a nuestras jugadoras, que ven trunco su sueño Panamericano.</p>— Federico Susbielles (@fsusbielles) <a href="https://twitter.com/fsusbielles/status/1159240977850281988?ref_src=twsrc%5Etfw">7 de agosto de 2019</a></blockquote>
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