Un día como hoy pero hace 85 años nació Carlos Salvador Bilardo, una de las glorias del fútbol argentino, que combinó una gran carrera como jugador con un recorrido inigualable como entrenador en el que logró ser campeón del mundo en 1986.
Creador de frases inmortales para el mundo del fútbol -y quizas fuera también- como "kiricocho" para mufar al rival, "ganar como sea" o "al rival, pisarlo", también tuvo su lado exitoso al conquistar tres Libertadores consecutivas como futbolista en Estudiantes de La Plata y alcanzó dos finales mundialistas con Argentina -un título, el de México 1986-.
Bilardo nació el 16 de marzo de 1938 en Buenos Aires. Inició su carrera como futbolista en San Lorenzo en 1958 y se retiró de la práctica profesional en 1970, luego de desempeñarse en Deportivo Español (1961-1965) y Estudiantes (1965-1970).
Su paso por el conjunto de La Plata lo convirtió en un ícono de la entidad, ya que participó en su etapa más gloriosa: ganó tres Copas Libertadores consecutivas (1968, 1969 y 1970), también sumó una Copa Intercontinental (frente a Manchester United), una Copa Interamericana y un Campeonato Metropolitano.
Tan identificado está con Estudiantes, que en en el estadio UNO se encuentra una estatua en la que aparece representado trajeado y con un brazo estirado, dando órdenes en la banda.
Si bien en símbolo de la entidad "Pincharrata", su popularidad como entrenador es conocida a nivel internacional por su etapa en la Selección argentina, a la cual llevó a conquistar la segunda Copa del Mundo, un título que contó con Diego Armando Maradona como figura estelar.
El éxito estuvo a punto de repetirse cuatro años después en el Mundial de Italia 1990, pero Argentina cayó por 1 a 0 en la final ante Alemania Federal, con un polémico arbitraje de Edgardo Codesal.
Conocido por sus tácticas y maneras de sacar ventajas en los partidos, el 'Narigón' gozó de un carisma sin igual dentro y fuera de los terrenos de juego, regalando momentos inolvidables para el fútbol argentino.
Quizá una de sus anécdotas más icónicas ocurrió en 2002, en un partido entre Estudiantes -al que entonces entrenaba- y River, donde protagonizó un curioso brindis en el banco de suplentes y lanzó el famoso "no tiene bebida alcohólica, tiene 'gatorei' (Gatorade, la marca de bebidas)".
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Esos momentos hilarantes convivían con otros de verdadera sabiduría futbolística: obsesivo y meticuloso hasta la saciedad, Bilardo defendía la importancia de ganar a toda costa, sin importar el "cómo", algo que lo enfrentó con su antecesor en el cargo, César Luis Menotti, ganador del Mundial de 1978 y militante del juego ofensivo.
"¿Si hay gente más resultadista que yo en el mundo? No hay. Vengo diciendo que lo único que importa es el resultado", afirmó Bilardo en una ocasión.
Independientemente de sus ideas futbolísticas, el "Doctor" siempre fue un amante de la Selección argentina, a la que vio emocionado y desde la distancia, desde el sillón de su departamento, levantar su tercera Copa del Mundo en Qatar 2022.
Lejos de los focos mediáticos, Bilardo celebrará su cumpleaños en su apartamento de Buenos Aires, donde pasa gran parte del tiempo tras ser diagnosticado con el síndrome Hakim-Adams, una enfermedad neurodegenerativa que sufre desde 2018 y por la que debe estar con cuidados constantes.
Aunque esta alejado de su gran amor, el fútbol, el cariño constante de su familia no le falta e incluso su ex dirigidos, este martes, fueron a saludarlos, como un grupo de campeones del mundo del año 86: Oscar Ruggeri, Jorge Burruchaga, Oscar Garré, Sergio Batista y Ricardo Giusti.