En un duelo en la final de la Copa América como lo es Argentina-Brasil, los jugadores de la Selección tienen claro que el menor detalle puede significar la diferencia entre la gloria y el cadalso. En ese sentido, la designación del árbitro uruguayo Esteban Ostojich y el VAR despertó dudas entre los futbolistas argentinos sobre la imparcialidad que pueda desempeñar al impartir justicia en la gran final del torneo continental.
El temor de los jugadores tiene su raigambre en el mismo momento en que la Argentina desistió de organizar la Copa América y apareció un ávido Jair Bolsonaro levantando la mano para quedarse con la realización del torneo. Con su imagen en baja, el presidente brasileño apuesta gran parte de su futuro político en un triunfo de la selección de Brasil que descomprima la desesperanza el pueblo brasileño en tiempos de pandemia. Bolsonaro aún tiene fresco el empuje a su imagen que le dio el triunfo en casa de la Copa América de 2019.
Volviendo a Ostojich, su designación también es mirada con recelo por los jugadores argentinos porque durante esta Copa tuvo fallos polémicos que beneficiaron al dueño de casa. Por caso, en cuartos de final, expulsó al capitán de Paraguay, Gustavo Gómez, y al mejor jugador de Perú, André Carrillo. Esto despertó la suspicacia de que de esa manera el uruguayo le garantizó a Brasil que el equipo ganador, que finalmente fue Perú, iba a enfrentarlo en semifinales sin su mejor jugador.
Todo no termina ahí. Es que Ostojich tiene además malos antecedentes con la Argentina. Fue el cuarto árbitro de la semifinal entre Brasil-Argentina por la Copa América 2019, recordado duelo signado por las posteriores declaraciones de Lionel Messi en la que disparó con dureza contra la Conmebol. Los argentinos recuerdan nítidamente que el minuto 83 hubo un evidente penal de Arthur contra Otamendi que no fue sancionado. Con el agravante de que por esa falta debía haber sido expulsado el brasileño. Vueltas del destino, el árbitro fue el ecuatoriano Roddy Zambrano, quien luego declaró que nadie le comentó de una posible falta, ni sus asistentes. O sea, Ostojich.
Además, en esa semifinal la Argentina protestó también un supuesto penal sobre el Kun Agüero. Tras ese mal arbitraje Messi lanzó sus recordados dardos: "Se cansaron de cobrar boludeces durante toda la Copa América y hoy no le cobraron un penal a Otamendi. Es para analizarlo. El árbitro condicionó. Las chiquitas las cobró todas para Brasil. No me gustó cómo dirigió". Pero el mejor del mundo también cruzó a la Conmebol y habló de "corrupción" y del "favoritismo hacia Brasil".
Tras sus dichos, en el partido por el tercer puesto, Messi fue expulsado por enfrentarse con Gary Medel.
Lo que pocos imaginaban es que las declaraciones de Messi darían inicio a la etapa más negra de Claudio "Chiqui" Tapia en Conmebol. Vale recordar que por sus dichos, el capitán fue duramente sancionado. Al instante, el propio Tapia envió una carta furibunda a Asunción respaldando al capitán de la Selección. Esa misiva desató el enojo del titular de la Conmebol, Alejandro Domínguez, quien trató de "traidor" a Tapia por sumarse al reclamo de los jugadores. En el Congreso siguiente de Conmebol, Domínguez impulsó una moción para desplazar a Tapia del Consejo de FIFA. Desde ese momento, la Argentina perdió todo peso en Conmebol.
Aunque meses más tarde, Tapia se disculpó con Domínguez y con el Consejo para evitar que el Comité de Disciplina del órgano rector del fútbol sudamericano lo suspenda, nunca recobró la confianza de sus pares a nivel continental. En su intento de congraciarse con la Conmebol, Tapia le soltó la mano a Messi. Eso le valió la mirada desconfiada del capitán de la Selección.
Tras ese traspié, Tapia no tiene ninguna posibilidad de protestar ni de interceder para que, al menos, nos dirija un juez sin antecedentes negativos como lo es Ostojich. Esta debilidad política de Tapia a nivel local y en Conmebol acrecientan las dudas en los jugadores y en el cuerpo técnico que temen que los árbitros hagan pagar en la cancha, la falta de cintura del presidente de la AFA.