La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) confirmó oficialmente la llegada del fenómeno de La Niña, un evento climático que ya se evidenció en diciembre de 2024, cuando se registró un enfriamiento significativo de las temperaturas superficiales del mar en la región central y oriental del Pacífico ecuatorial.
Este fenómeno, que forma parte del ciclo natural-global del clima conocido como El Niño-Oscilación del Sur, comenzó a influir en el clima de gran parte del planeta, incluyendo a Argentina.
Según el último informe de la NOAA, se estima que La Niña persistirá durante los próximos meses, con una probabilidad del 59% de que se extienda hasta el período de febrero-abril de 2025.
Sin embargo, también se menciona que existe una posibilidad del 60% de que las condiciones neutrales se establezcan entre marzo y mayo de 2025, lo que marcaría una transición gradual hacia un clima más normal.
Pese a esto, la situación no es tan alarmante como la de los años anteriores (2022 y 2023), cuando se desarrolló un triple fenómeno de La Niña, que dejó consecuencias devastadoras para el agro argentino.
La Niña y su impacto en el clima
La Niña es un fenómeno climático que produce un enfriamiento a gran escala de las aguas superficiales en la parte central del Pacífico ecuatorial. A diferencia de El Niño, que se caracteriza por un aumento en la temperatura de estas aguas, La Niña genera otros cambios significativos en la circulación atmosférica tropical, los vientos, la presión y las precipitaciones, tal como lo explica la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Este fenómeno se presenta cada 2 a 7 años y se declara oficialmente cuando las temperaturas del mar en el Pacífico oriental disminuyen 0,5°C por debajo del promedio durante varios meses consecutivos.
Los efectos de La Niña en Argentina
En Argentina, el episodio de La Niña más prolongado registrado se extendió desde 2020 hasta los primeros meses de 2023, lo que causó graves periodos de sequía y olas de calor que afectaron la producción agrícola y la calidad del agua.
En cuanto a los efectos específicos de La Niña en el clima de Argentina, varían dependiendo de la fase del fenómeno, la región y la época del año. Durante la fase de El Niño, por ejemplo, el noreste argentino experimenta lluvias superiores a lo normal. Sin embargo, durante La Niña, esa misma zona ve una disminución en las precipitaciones y temperaturas por encima de lo normal. En la región central, el Litoral, incluida Entre Ríos, y el corredor pampeano, las lluvias también se reducen, lo que genera una caída en el caudal de los ríos y una mayor temperatura.
El futuro de La Niña: un episodio moderado y corto
El pronóstico para el período 2024/2025, según los informes más recientes de la NOAA, muestra un enfriamiento gradual en las aguas del Pacífico central ecuatorial, lo que indica que el fenómeno de La Niña continuará su desarrollo. No obstante, los modelos sugieren que este episodio será moderado y relativamente corto, con un pico de caída de temperatura esperado para los meses de enero y febrero. Este cambio de tendencia es evidente en los últimos dos meses y marca una diferencia con las condiciones extremas de fenómenos anteriores.
A pesar de la magnitud del enfriamiento, los expertos indican que no se espera una repetición de los eventos devastadores que afectaron al país en los años previos. En cuanto al impacto local, las sequías y las olas de calor extremas podrían mantenerse durante la fase de La Niña, pero con menor intensidad.
Sin embargo, el cambio climático global sigue siendo un factor importante a considerar, ya que exacerba fenómenos meteorológicos extremos y altera las configuraciones de las precipitaciones y las temperaturas estacionales en muchas regiones del planeta. (Con información de Infoagro)