Una mujer domiciliada en calle Juan José Franco, en la zona este de Gualeguaychú, recibió el miércoles la visita de un hombre, de unos 40 años, canoso, muy bien vestido, que llegó preguntando por una mesa que la víctima tenía a la venta. El mueble se encontraba en la entrada del domicilio, detrás de las rejas, a simple vista y, sin desconfiar de lo que sucedería poco después, dejó pasar al hombre para que viera a detalle lo que estaba por comprar.
Pero fue en ese momento en que la mujer abrió la puerta que detrás del adulto también ingresó otro sujeto, varios años menor, que le dijo: “Tío ¿vas a comprar algo?”. El hombre le respondió afirmativamente y le indicó a la mujer que le entregara algún papel en donde se expresara la compra, para no tener problemas con la Policía por si lo llegaba a cruzar y preguntarle de dónde había sacado la mesa.
Esa conjetura afianzó a la mujer en que la transacción se iba a hacer y por ello le dio la espalda e ingresó a la vivienda, pero apenas hizo unos pasos percibió que los dos hombres habían entrado con ella. El mayor le propinó un golpe de puño en el rostro, mientras que el joven la tomó del cuello y le empezó a exigir que le entregara la plata.
Amenazas, golpiza y ahorcamiento
“Dónde está la plata, dame la plata porque te mato”, le gritaba el delincuente. La mujer había realizado hacía pocos días la venta de un fondo de comercio en pleno centro de la ciudad y los investigadores creen firmemente que los ladrones llegaron con ese dato, porque posteriormente se estableció que afuera los esperó un cómplice, que está identificado, que es de Gualeguaychú y es familiar de la víctima.
Tras golpearla reiteradamente y ahorcarla, la llevaron hasta una habitación y trataron de maniatarla. Los asaltantes fueron preparados con precintos para asegurar a las víctimas con las que se pudieran encontrar en el interior del domicilio. La mujer gritó y debido a que esa habitación tenía una ventana a la calle, decidieron cambiarla de lugar, pero nunca lograron maniatarla.
Los gritos de la dueña de casa fueron escuchados por su hija de 53 años, que casualmente estaba en el baño de la casa, que también empezó a gritar para que dejaran a su madre y para que alguien desde el exterior pudiera socorrerlas. El mayor de los delincuentes trató de entrar al baño a la fuerza, pero afortunadamente no lo logró y viendo que la situación se agravaba por los gritos, decidieron abandonar la casa.
“No había plata, les vendieron un pescado que no era”
“Acá no había plata, les vendieron un pescado que no era”, confió la mujer a El Argentino sobre lo que vivió el miércoles por la noche. Relató todo lo sucedido al personal policial de la comisaría tercera y aportó los registros de las cámaras de seguridad de su domicilio, que fueron fundamentales para la pesquisa de Investigaciones. Los efectivos trabajaron toda la noche y gran parte de la madrugada en recolectar datos que aportaron al fiscal Facundo Álvarez, porque los primeros minutos después de un hecho de estas características son fundamentales, pero no tuvieron la respuesta esperada por parte de los funcionarios judiciales. Aún se esperan por estas medidas que podrían permitir algún avance. (fuente: El Argentino)