REDACCIÓN ELONCE
“Estoy muy feliz, muy contenta”, se la escucha hablar a Fátima Efraín, orgullosa madre que dio luz a una séptima hija, Jael Allison, cuando se la escucha hablar de la pequeña que nació en los últimos días.
El nombre fue elegido “por mi marido y yo”, que tuvo aprobación de las hermanas. Nació el 23 de noviembre a las siete y media de la tarde en el hospital de Niños San Roque, con un peso de 2.970 kilogramos.
Pese a que entre este nacimiento y de las otras hijas ya hay una diferencia muy grande, argumentó que tomó precaución todo este tiempo, aunque el embarazo la tomó por sorpresa: “Cuando me enteré, ya estaba de tres meses”.
Domi, la más pequeña, se mostró contenta por la llegada de una nueva hermanita. Delfina, de 13, afirmó que ayuda a su madre con el cuidado. Xiomara, en cambio, comentó: “La cuidé (a mi hermanita) en el hospital, la cambié y estuve dos noches sin dormir por cuidarla. Ella dormía y la cuidaba. Desde el primer día que la agarré, me gustó”.
Como suele pasar con la llegada de un séptimo hijo del mismo sexo, el presidente puede convertirse en el padrino. Consultado sobre esta situación, Fátima anunció: “Sabía de eso. Haría el trámite y le diría si quiere ser el padrino (a Javier Milei)”.
La leyenda del séptimo hijo o hija y la oportunidad de que sea padrino el presidente
La Ley 20.843 de padrinazgo presidencial1 es una legislación argentina que garantiza el padrinazgo del Presidente de la Nación en funciones al momento del nacimiento del séptimo hijo varón o la séptima hija mujer de una prole del mismo sexo.
Esta ley tiene sus raíces en la gran inmigración proveniente de Rusia y en la creencia de que el séptimo hijo varón es hombre lobo y la séptima hija mujer bruja.
En la Rusia zarista de Catalina la grande se otorgaba el padrinazgo imperial, que daba una protección mágica contra estos males y evitaba que los niños fueran abandonados. En 1907 Enrique Brost y Apolonia Holmann, un matrimonio de alemanes del Volga que se radicó en la Argentina, dio a luz a José Brost, su séptimo hijo varón en Coronel Pringles (Provincia de Buenos Aires). Debido a esto envían una carta al Presidente José Figueroa Alcorta para que lo apadrinara. Allí comienza la tradición que además le otorga al ahijado una beca asistencial para contribuir con su educación y alimentación.
El 28 de septiembre de 1974 María Estela Martínez de Perón convierte esta tradición en ley.
Análogamente, la provincia de Entre Ríos dictó el 24 de abril de 1984 el Decreto n.º 1335 MGJE (B.O.: 2 de mayo de 1984) reglamentando lo dispuesto por el entonces Gobierno Nacional de María Estela Martínez de Perón, donde la esposa del Gobernador a petición de parte interesada podía oficiar de Madrina Oficial de Bautismo. De igual manera que su contrapartida nacional, la Provincia de Entre Ríos mediante su padrinazgo no otorgaba algún tipo de beneficios ni tampoco creaba derechos de ninguna naturaleza.