“Primero soy de Racing y después argentino”. Así se define Gustavo Costas, el hombre que no solo es parte de la historia de la Academia, sino que la lleva en su sangre. Este sábado, Costas alcanzó el sueño que todo hincha de Racing anhela: ganar un título internacional, 36 años después, con el club de sus amores. La victoria por 3-1 ante Cruzeiro en la final de la Copa Sudamericana 2024 en Asunción, además de ser un logro profesional, fue un momento cargado de emoción personal para el técnico que siempre soñó con dar la vuelta olímpica con la camiseta de Racing.
Desde su niñez, Costas estuvo vinculado a Racing. Criado en una familia de fervientes hinchas, fue su padre quien le transmitió el amor incondicional por el club. "Cuando nací, mi viejo me inyectó esa droga y después me llevó para que me anotaran en el Registro Civil", relató en varias ocasiones, reflejando el profundo amor que siente por el club. A los 6 años, comenzó a dar sus primeros pasos en las divisiones inferiores, y su debut en primera llegó en 1981, en un Racing que vivía una de sus épocas más turbulentas.
La historia de Costas está marcada por una relación de amor y resiliencia con la institución. A pesar de atravesar los duros momentos del descenso a la B, el "Cacique" fue capitán de un equipo que logró devolverle a Racing la grandeza perdida, consiguiendo la Supercopa Sudamericana en 1988, precisamente ante Cruzeiro. Esa fue una época dorada para Costas, quien en ese entonces ya estaba cumpliendo su sueño de darle títulos a Racing.
Tras su retiro en 1996, Costas se dedicó a la dirección técnica. Su carrera como entrenador lo llevó a varios equipos, pero su vínculo con Racing siempre fue su mayor motivación. Tras ciclos en Alianza Lima, Cerro Porteño, Independiente Santa Fe y Barcelona de Ecuador, Costas regresó a la Academia para cumplir el sueño que tanto deseaba: consagrarse campeón con el club que lo vio nacer.
La final ante Cruzeiro representó no solo un desafío profesional, sino un cierre perfecto para su historia en Racing. Como técnico, logró transmitir esa pasión y amor por los colores a sus jugadores, guiándolos a un título que quedará marcado a fuego en la historia del club. "La final la viví como un hincha más, grité los goles como si fuera un jugador", dijo emocionado Costas tras el partido.
Con una trayectoria que incluye títulos en el fútbol peruano, paraguayo, colombiano y ecuatoriano, Costas consiguió su primer trofeo internacional con Racing, convirtiéndose en un símbolo del club. Ahora, tras 36 años de espera, la Academia volvió a reinar en el continente, y Costas, el hincha convertido en técnico, cumplió el sueño más grande de su vida.
(Infobae)