La Justicia de Entre Ríos condenó, en 2021, a un jefe policial y al Estado provincial a pagar más de 1,2 millones de pesos a una mujer policía, ex agente, a quien el efectivo le ordenó que fuera a trabajar “en minifalda y colaless”. El caso se replicó en medios de alcance nacional y se convirtió en un escándalo que involucró a un comisario de alto rango (G.F.M.) y su subordinada (M.F.A.).
En el fallo, los jueces Gisela Schumacher y Rodolfo Jáuregui de la Cámara en lo Contencioso Administrativo 1 de Paraná, sostuvieron que existió “violencia de género laboral y sexual”, y que el imputado le causó a la agente “incapacidad sobreviniente, pérdida de chance, daño moral y daños patrimoniales”, ya que ella debió consumir “medicamentos y un tratamiento psicológico”.
El caso llegó a una resolución judicial, tras la denuncia de la víctima en 2007. Apuntó a su jefe por "acoso sexual y laboral sistemático" ya que recibió numerosos mensajes preguntándole si trabajaba, y si quería que la buscara por su domicilio.
Sin embargo, el comisario denunciado negó todo ante sus superiores y desprestigió a la agente para defenderse. Les dijo que estaba "desde hace tiempo afectada psíquicamente, es mentirosa, fantasiosa y vive en un mundo alejado de la realidad".
Repercusiones
Uno de los peritos intervinientes en el juicio, aseguró que, por el hecho, la mujer policía, sufrió “un cuadro de desestabilización y brote de mecanismos depresivos, contextualizado con sus repercusiones de su historia de vida”, y recordó que debió ser medicada e internada en un hospital neuropsiquiátrico.
El comisario principal, que era jefe de Cuerpo y Guardia de la Departamental Paraná, tuvo su castigo, calificado como “leve” por la víctima y poco después, pudo acogerse al retiro de la fuerza entrerriana con los beneficios que la ley otorga.
Tras el fallo judicial, el caso se resolvió y según confirmaron desde la Justicia a Elonce, la víctima cobró lo que se ordenó pagar en concepto de resarcimiento por su denuncia.
Por su parte, fuentes de la policía entrerriana, señalaron a Elonce que el comisario está retirado y la víctima jubilada por invalidez.
Reclamo por la invalidez
Tiempo después, la víctima debió tramitar su jubilación por invalidez, ya que, según su versión, la situación vivida le provocó depresión y otras patologías psicológicas y psiquiátricas. Tras lograr el beneficio, comenzó un nuevo calvario, que la mujer policía detalló en diálogo con Elonce y que motivó una nueva presentación, para recibir lo que le corresponde por ley.
“Actualmente, cobro $85.000 como jubilación por invalidez. Mi situación es insostenible. Me mandaron al retiro obligatorio por incapacidad, pero jamás pedí retirarme. Solo pedía no encontrarme cara a cara con este señor”, explicó.
“A él le dieron el retiro, cobra todo su sueldo y yo estoy sin nada, indigente, cuando soy víctima, inocente, de violencia de género, persecución”, resaltó en diálogo con Elonce.
En marzo de este año, comenzó un reclamo, ya que según explicó, solamente cobra “el 27 por ciento del haber que le correspondería por decreto, en lo que respecta a su jubilación por invalidez por su incapacidad permanente para continuar con el servicio policial”, señala la presentación a la que accedió este medio. Por tal motivo, solicita que “se liquide el 100% del haber correspondiente al grado inmediato superior para el escalafón policial, conforme el artículo 257, de la Ley 5654”, indica el escrito.
Bajo tratamiento
“Me retiran por estar con tratamiento psiquiátrico y sicológico, pero también por denunciar a un jefe que me hizo violencia de género, acoso, persecución sexual y laboral. Padecí horrores por el abuso de poder de este señor”, remarcó la mujer policía y agregó que “esto me pasó en servicio, lo provocó este señor y la justicia me dio la razón”.
La policía y su abogada, iniciaron un reclamo en el que argumentaron: “se ha determinado que el acoso laboral en servicio, es el origen de la prestación previsional por invalidez que se le ha otorgado por ley”, indica el reclamo judicial.
“Nunca tuve una falta, ni un arresto, era calificación 100, toda mi familia es policía, con conducta intachable”, dijo Marcela a Elonce.
“Me arruinó mi profesión. Este señor (Guillermo) arruinó mi carrera policial. Yo amaba la policía. Veo una chica en las paradas haciendo guardia y me largo a llorar. Yo lo llevo en la sangre. Toda mi familia tiene conducta intachable, tenía calificaciones 100, excelente”, dijo y agregó que “quería retirarme con todas mis estrellitas, como lo merecía, con todo lo que soy como persona, como mujer, siempre tuve valores, lealtad, conducta intachable. Este señor me mató en vida, me mató todo lo que más amaba”, sostuvo.
“Situación insostenible”
En el escrito, la abogada de la mujer policía retirada sostiene que “es urgente que se proceda a liquidar y reajustar el haber previsional como se pide y le corresponde, bajo apercibimiento de iniciar la correspondiente acción judicial que ampare sus derechos”, concluye el escrito.
“A él le dieron el retiro, cobra todo su sueldo y yo estoy sin nada, indigente, cuando yo soy víctima, inocente, de violencia de género, persecución. Actualmente cobro $85.000 como jubilación por invalidez. Mi situación es insostenible”, reiteró.
“Gané la sentencia firme, la justicia de Entre Ríos lo condenó al señor y ya está retirado de la Policía y cobra su sueldo. Yo estoy fuera de la Policía siendo víctima inocente. Estoy peleando para que me devuelvan mi sueldo. Debería cobrar más de $800.000. Quiero lo que me corresponde, soy víctima, soy inocente. Me dieron el retiro obligatorio por estar afectada psicológicamente por lo que pasó con este señor”.
El calvario que vivió
En su extensa charla con Elonce, la mujer policía, rememoró el calvario que vivió, la denuncia y los detalles del acoso sufrido bajo el mando de su superior en la fuerza entrerriana.
La mujer policía contó que “una vez sufrí un asalto por parte de dos menores y cuando me reincorporé me trasladaron desde la Jefatura Central hasta la Departamental. Fui como secretaria de uno de los jefes de la sección Cuerpo y Guardia. Fue ahí que un comisario de muchos años de antigüedad y jerarquía comenzó a acosarme”, resaltó.
El comisario “me conoció y cuando cruzábamos la puerta para llevarle papeles, el señor siempre me decía algo: `qué linda que estás hoy, qué lindos labios tenés, cómo te queda ese pantalón, etc´. Averiguó mi número de teléfono, me mandaba mensajes donde me preguntaba si me pasaba a buscar, a qué hora salía. Era un acoso reiterado”, dijo sobre la situación que vivió con el comisario ahora retirado.
“En un momento le pedí que no me moleste más porque yo era casada y le iba a decir a mi marido. El señor me decía que me separe y me junte con él, que iba a dejar a su mujer y que haga lo mismo con mi, hoy, exmarido. Me perseguía hasta que el 21 de septiembre, él me hizo una nota donde los jefes piden al personal para recargos (horas extras sin pago en retribución). Me recargaba para el día de la primavera con un agente y un cabo. Mi puesto era secretaria del jefe de Cuerpo y Guardia, pero no tenía que hacer recargo, porque no pertenecía el recargo para mí, no era mi jefe directo él (por el comisario retirado)”, recordó.
Ocurrió en septiembre de 2007
Por ese entonces, el comisario condenado le mandó a su subordinada una nota escrita y firmada. Le pedía que fuera a trabajar "en minifalda y colaless, bien afeitada y perfumada".
Además de darle especificaciones sobre la ropa y el aseo, le pidió que se presente a las 22, porque iba a "pasar revista del cumplimiento" antes de que pueda tomar el servicio.
“Cuando me da la nota, mis compañeros la firman, yo la leí y no la firmé. Cuando voy a mi casa le comenté a mi exmarido de la nota y él me dijo que lo denuncie o lo iba a hacer él”, señaló sobre el acoso que sufrió por parte de su superior.
“Me decía cosas aberrantes y sexuales constantemente. Estaba hostigándome con todo eso, no había un parate”, recordó la mujer policía.
“Busqué un abogado, que me dijo que lo denuncie en la Policía, pero también en la Justicia. Eso pasó en el 2007. Cuando lo denuncié me empezaron a hostigar, a cajonear cosas, a hacer traslados a otros lugares. Me mandaban a hacer puesto estando con tratamiento psicológico y psiquiátrico. Me retuvieron el arma por los tratamientos que empecé por la persecución de este señor. Cuando él me cruzaba en la calle sacaba el arma, me apuntaba y me decía que retire la denuncia porque, sino, me iba a quemar. Le dije que lo haga, total ya me había arruinado la vida”, resumió Marcela.
Padecimiento
“Estuve siete días internada en un hospital por todo lo que me hizo este señor, laboral y sexualmente, toda la violencia de género que sufrí me afectó. Llegué a pesar 42 kilos, estuve al borde de la muerte. Mi hijo se tuvo que ir a otro lado a vivir porque yo no tenía para darle de comer”, señaló Marcela.
“Fui apartada de la Policía cuando hice la denuncia en ese momento. Yo necesitaba mi trabajo porque padecía todo lo psicológico de ese maltrato, de ese acoso, de ese cinismo de este señor, de todo lo que me hizo. Me denigró como mujer, como policía, como mamá, como persona”, concluyó.