Daiana Viera tiene 36 años y tres hijas. En octubre del 2022 fue diagnosticada de cáncer de recto. Hace algunas semanas atrás decidió dar a conocer su historia, principalmente para agradecer al personal del Hospital Centenario, al del Hospital Durand y a la salud pública en general.
Su testimonio tuvo gran repercusión en buena parte de la comunidad de Gualeguaychú, que no sólo la acompañó con mensajes de aliento y afecto, sino también lo hizo económicamente, en un par de oportunidades, cuando la joven lo necesitó para cubrir estudios urgentes o polvos cicatrizantes.
Este lunes por la mañana, Daiana estrenó la campana del servicio de Oncología, que fue donada por el padre de uno de los enfermeros que trabajan en el lugar. “Es para los pacientes que finalizan su tratamiento de quimioterapia, se hace en muchos lugares, tienen una campana para que el paciente cuando termina pase por ahí y la toque, es un reconocimiento para felicitarlo por lo que ha pasado, porque termina su tratamiento”, explicó Franco Ramello, jefe del Servicio de Oncología.
Luego de los abrazos interminables con sus familiares, con médicos, y enfermeros, Daiana dijo que siente “mucha felicidad y alivio. Sé que falta una parte del tratamiento, muchos estudios, ahora se viene todo de nuevo, para ver si el cáncer sigue estando o no. Pero el tocar la campana, que para muchos no significa nada, para nosotros es mucho porque lo estamos esperando. La última vez que vine y estaba por tocarla el médico me dijo que seguíamos con tres pastillas por día. Es un bajón y bueno…. pero hoy puedo decir que después de 15 meses toqué la campana y terminé mi quimio y se terminó otra etapa más del tratamiento”, expresó a El Argentino, ya fuera del hospital.
Sobre los trabajadores del servicio de Oncología, volvió a mostrarse muy agradecida, porque “desde el momento cero ellos estuvieron al lado mío, son mi familia, así que estoy muy agradecida con ellos y con la Familia Arcoíris, que está todos los viernes a las diez de la mañana en el hospital”, recordó, sobre el grupo de escucha.
La historia de esta madre es la de muchas personas: debió encarar el tratamiento llena de miedos, pero, gracias al apoyo de su familia, la contención que encontró en el hospital y su fe puesta en Dios, pudo salir adelante. Recibió la quimioterapia en Gualeguaychú, los rayos en Concepción del Uruguay y hasta durmió en el motorhome de su papá, luego de salir del Hospital Durand, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde fue intervenida.
“Allá me pidieron que me haga unas imágenes, las mejores que pudiese conseguir, pero salían caras. En el Hospital Fernández las hacían, pero no había turno y las necesitaban urgente. Gracias a Dios que tengo una amiga que hizo un pedido en las redes sociales y la gente de Gualeguaychú, con su solidaridad, hizo que pueda hacerlas. Estoy re agradecida también por eso. El tumor se había achicado, entonces el 28 de junio del 2023 me operaron para extraerlo. Fue complicado, pero salió todo bien”, recordó, en una de las tantas entrevistas que dio para concientizar sobre el cáncer.
Hace algunas semanas, desde su entorno volvieron a apelar a la solidaridad de la ciudad y las muestras de afecto “fueron increíbles”, según contó la propia Daiana. “Se acercó gente que no conozco a traerme cremas que necesitaba o polvos cicatrizantes. En estos días he recibido mucho cariño, es algo increíble, estoy muy agradecida”, expresó.
Por último, a modo de mensaje, dijo que “hay que tener fuerzas, hay que tener esperanzas, aferrarte a lo que más quieras, en mí caso fue a Dios. Me aferré a Dios y él me bendijo con esto”.
“Es un día a la vez, hay que tener fuerzas, pero sobre todo esperanzas. Hoy le decía a una compañera que Dios nos regaló el poder lucharla, hay otras personas que no la luchan, que no pueden hacerlo. Hoy en día tenemos la dicha de poder lucharla, tenemos un servicio de Oncología en el Hospital Centenario que es gratis, con los mejores médicos, las mejores nutricionistas, los mejores enfermeros, el apoyo de psicología. Eso es para agradecer y yo soy una agradecida de la vida, con el hospital, con la gente y, obviamente, con mi familia”, indicó notablemente emocionada. Y cerró: “Espero que mi lucha le de fuerzas a todas las personas que están pasando por una situación difícil”.
Por su parte, el jefe del Servicio de Oncología Franco Ramello sostuvo que “se busca que el paciente sienta que es una etapa terminada y que se genere en el resto de la gente que está en el servicio que todo pasa, que uno puede atreverse a ponerle límite a la enfermedad transitando las etapas de la quimioterapia”.
“Esto hace participe al resto de los pacientes, que se suelen conocer, suelen estar juntos y charlar, son muchas horas que pasan sentados en los sillones y que uno termine su tratamiento da mucha alegría a todos, tanto a los que trabajamos como a los pacientes”, finalizó.