El primer edificio de Libertador San Martín tuvo tres denominaciones: Colegio Adventista de Camarero, Colegio Adventista del Plata y, actualmente, Universidad Adventista del Plata. Elonce conoció la historia de su construcción de la mano del pastor Edwin Mayer, quien consideró a la UAP como “la madre” de esa localidad.
“Celebramos 125 años del comienzo de lo que hoy es la Universidad Adventista del Plata porque fue el 26 de septiembre de 1898 cuando la Misión Argentina –así se llamada la organización de la Iglesia Adventista- registró el voto para crear una institución educativa”, repasó Mayer en el marco de una entrevista para el micro Espejo de mi Tierra. Y agregó: “Fue don Jorge Lust, quien tiene una calle con su nombre porque lo recordamos con cariño, quien donó las 17 hectáreas donde comenzó y donde están los edificios principales de la UAP.
La maqueta construida sobre los cimientos de lo que fue el verdadero edificio de la Universidad Adventista del Plata. “Aquí empezamos y este el lugar histórico donde se construyó el primer edificio”, ponderó el pastor y refirió que, antiguamente, “eran pocas aulas, una pieza para dormitorio de varones, otro sector para dormitorio de damas, una cocina, una sala que se usaba como aula y los fines de semana para culto”.
“Sobre esta colina entrerriana rodeada por trigales comenzó el Colegio Adventista de Camarero, porque ese fue el primer nombre que tuvo el edificio, porque acá cerca vivía don Pedro Camarero; después se llamó Colegio Adventista del Plata y desde hace unos cuantos años es la Universidad Adventista del Plata”, resumió Mayer.
De hecho, destacó que la UAP “empezó con mucha sencillez y dificultades: el baño era un escusado que estaba muy lejos, no había muebles y los alumnos tenían que traer sus camas y colchones, colgaban la ropa con clavos sobre la pared y a las sillas las corrían del comedor a las aulas y de las aulas al comedor cada vez que cambiaban de actividades”.
La curiosa historia del pozo de agua
“A 30 metros del primer edificio de la UAP se empezó a cavar porque se necesitaba agua para la construcción; vino un pocero y cavó hasta una capa de tierra muy floja que se empezaba a desmoronar. Este hombre, que era un experto, dijo `yo no sigo más porque no quiero morir sepultado por el desprendimiento de la tierra´ y se fue. Después llega Luis Ernst, el primer alumno del Colegio, quien preguntó qué pasaba y a quien le respondieron `se paró la construcción porque no tenemos agua´”, sintetizó el pastor. Y continuó: “Ernst se esconde detrás de una pila de ladrillos, donde hace una oración y dice `Señor, yo voy a bajar, pero cuídame porque necesitamos agua´. Bajó, trabajó, ahondó ocho metros más, la tierra se desmoronaba solo durante la noche y a él nunca le pasó nada: sacaba la tierra suelta y seguía cavando hasta que encontró una napa de agua fantástica y muy apropiada, dulce y agradable, que todavía sigue proveyendo de agua, además de la cooperativa de agua de la Villa”.
Para Mayer, “la Universidad Adventista del Plata es la madre de Libertador San Martín porque diez años después se construye el sanatorio y comienza a poblarse la zona: se vendieron lotes, la gente comenzó a comprar y hoy tenemos Libertador San Martín”. (Elonce)