Tras la audiencia general celebrada en la Plaza de San Pedro, el pontífice bendijo a los nuevos integrantes del plantel y también a algunos familiares de los dirigentes y futbolistas que los habían acompañado. Muchos de ellos llevaron fotos de las víctimas.
La delegación del equipo formada por unas 80 personas le regaló a Francisco una pelota de fútbol con los colores del club, blanco y verde, y después posaron para una foto recuerdo.
El año pasado, los directivos del equipo brasileño ya habían visitado al Papa y le habían entregado una camiseta del club con el número 71, el número de los muertos de la tragedia aérea, cuando se dirigían a jugar la primera final de la Copa Sudamericana frente a Atlético Nacional.
El equipo brasileño se encuentra en la capital italiana para jugar un partido amistoso con la Roma, cuya recaudación se destinará a obras benéficas en Brasil.