Tras la dura derrota sufrida en la Bombonera, Racing se presentó en el Presidente Perón con la posibilidad de recuperarse ante el debilitado Olimpo de Bahía Blanca que pugna por no descender a la Primera B Nacional.
Desde los primeros movimientos se notó la diferencia de jerarquía de los protagonistas. Las incursiones de Óscar Romero y Lisandro López complicaron a Nereo Champagne, aunque los contragolpes propuestos por Francisco Pizzini mantuvieron en jaque a Agustín Orion.
Un tiro libre ejecutado por el virtuoso volante paraguayo generó la polémica en Avellaneda. El disparo que rebotó contra el ángulo y picó en el interior del arco debió sellar la conquista albiceleste, pero la insólita decisión de Hernán Maidana obligó a Fernando Espinoza a darle continuidad al juego.
Un gol anulado a Gustavo Bou fue otro factor que decepcionó a los de Ricardo Zielinski, pero el golpe mayor llegó después de una desinteligencia defensiva que le permitió al ex Independiente abastecer a Víctor López para que la sorpresa invada al Cilindro. La pasiva reacción del ex arquero de Boca facilitó la tarea del cordobés.
En el complemento el amor propio de Licha fue uno de los pocos argumentos que tuvo Racing para llegar al empate, pero las notables respuestas de Champagne evitaron el grito local. Si bien el ingreso de Rosales le dio más herramientas al dueño de casa para lastimar al Aurinegro, el ex Aldosivi abusó de su individualismo y se nubló en la finalización de varias acciones.
Cuando promediaba la segunda parte la Academia tuvo la oportunidad para igualar las acciones a través de un dudoso penal. Una presunta mano de Coniglio fue la razón por la que Espinoza se apoyó en su asistente Julio Fernández para sancionar la pena máxima. Desde los 12 pasos, Bou intentó fusilar a Champagne y el ex San Lorenzo brilló con una tapada extraordinaria. En ese momento se cayó definitivamente un equipo que difícilmente pueda pelear el campeonato bajo la conducción de un entrenador que nunca estuvo a la altura.
Así, en el cierre de la noche Jonathan Blanco se encontró otro regalo de la limitada defensa local y liquidó el pleito con un remate cruzado. El envión anímico le servirá al conjunto de Juan Barbas para soñar con la permanencia, mientras que la entidad de Avellaneda podrá analizar el flojo presente de un plantel, que por su calidad, no merece concluir con la pálida imagen que dejó en su casa. Una vez más, Racing desperdició puntos por responsabilidad de su director técnico.