El sueño del pibe, por lo que tanto luchó desde hace años la Cobrita Matías Suárez fue una pesadilla. Duró apenas cinco minutos, no llegó siquiera a terminar el segundo round cuando su rival, el mexicano Oscar Valdez, de una zurda durísima, ya era levantado en andas en el mítico MGM de Las Vegas. Y así se quedó convirtió en el nuevo campeón mundial pluma de la Organización Mundial de Boxeo (OMB).
La pelea arrancó palo y palo entre dos expertos en nocauts. Ambos llegaban invictos al combate de sus vidas, para pelear por el título que estaba vacante después de que el campeón regular, el ucraniano Vasyl Lomachenko, obtuviera el cinturón superpluma en junio cuando derrotó por nocaut en cinco rounds al puertorriqueño Román Martínez, en Nueva York.
El choque en Las Vegas fue un dominio absoluto del mexicano, que apenas dividió el control en el arranque, cuando se estaban midiendo. Pero La Cobrita nunca pudo imponer su ritmo de la pelea, no acortó distancias y se lo vio demasiado quieto, ante la dinámica constante de Valdez.
En el primer round el mexicano mostró credenciales con un derechazo largo que rozó al argentino y enseguida con un zurdazo certero que dejó secuelas en Rueda.
Y en el segundo asalto lo trituró, lo aplastó: un gancho al hígado de zurda que entró de lleno contra La Cobrita, que acusó recibo unos segundos más tarde y cayó doblado contra el ring. Era cuestión de tiempo y, si bien el argentino se paró para continuar, de inmediato llegó otra combinación del mexicano que lo mandó a la lona.
El juez terminó la pelea. Y el sueño del hombre de tandil, que llegaba invicto (26-0/ 23 KO) pero chocó contra un rival de mayor jerarquía, que supo demostrarlo enseguida, sin dejar dudas. Y con absoluta autoridad.