El Mundo del Fútbol recibió con pesar la triste noticia del fallecimiento de Johan Cruyff, uno de los mejores jugadores de la historia que venía afrontando una desgastante batalla contra el cáncer de pulmón. Josep Guardiola, uno de los hombres que más lo conoció por compartir años de plantel en el Barcelona (uno como entrenador, el otro como jugador), destacó que "nos deja muchas cosas, su legado es infinito".
"Yo no sabía nada del fútbol hasta que conocí a Cruyff", mencionó el actual conductor del Bayern Munich, de alguna manera explicando la importancia de haberse cruzado en esta vida al ídolo holandés que falleció ayer a los 68 años. "Hemos perdido tenerlo cerca, pero su legado nos queda. El fútbol es un deporte complicado y te haces entrenador porque quieres controlarlo. Crees que lo dominarás con lo que haces o con lo que dices, pero es imposible hacerlo a menos que te llames Messi. Pero Johan nos ayudó a todos a lograrlo", comentó el catalán, que fue dirigido por el Flaco en los primeros años de los '90.
Guardiola insistió en que "nos ayudó a entender el fútbol, sus consejos eran importantes. Te animaba a seguir el instinto, la nariz. A tomar decisiones. Te decía que te guiases por el instinto, que no falla nunca". Entonces, develó que durante sus funciones se inspira en los honrados predicamentos de Cruyff: "A veces me pregunto qué haría él. Ante la Juventus tenía la soga preparada, me pasó y lo pude sacar adelante".
Mientras tanto, Pep se encargó de analizar lo vital que resultó para el Barcelona la llegada del emblema de La Naranja Mecánica, en la década del '70. "Sabemos que el club es más que él, pero su arribo no fue sólo una revolución, sino que no había nada en la entidad en aquella época. Decían que tenía muchos defectos, sólo faltaría. Tenía fe en lo que hacía", sostuvo. Antes de Cruyff, el Barça había ganado 42 trofeos en 71 años de vida; desde su irrupción, fueron 42 en 27 años. Definitivamente, el punto de inflexión.
Por otro lado, Guardiola narró anécdotas de su forma de trabajar, precisamente en los entrenamientos, una de las cualidades distintivas del crack nacido en Ámsterdam. "Cuando estabas jugando mal, te esperabas la bronca de él y que te dijera que debías esforzarte y luchar más. Pero te decía que estaba mal porque corría demasiado. Había que mandar la pelota donde querías, no correr detrás de ella. Él te decía que hicieras lo contrario a lo que habías hecho toda su vida", sentenció.
Para el final, destacó que "me protegió cuando arranqué como futbolista", asumió que "me ponía cada día en mi sitio" y también que "me dio una lección de cómo debía comportarme, cómo alejarme de los medios y una lección de aprendizaje".