Fernando Redondo, aun en resguardo de su corazón madridista, se permitió admitir públicamente esta semana que el Barcelona de Guardiola había sido "absolutamente la perfección". ¿Qué decir del Barcelona de Luis Enrique? Que cuando sus estrellas están en sintonía aplastan y marcan una diferencia impresionante, con lujos y un fútbol que parece insuperable. Por algo no sólo es el líder de la Liga española, también el candidato en todas las casas de apuestas a quedarse con la Champions League, pese a que en semifinales lo espera la máquina bávara del Bayern al mando del Pep que engrandeció al Culé.
Dio lástima por el Getafe, equipo que marcha en el 13 puesto en la Liga, aunque mejor fue disfrutar de las combinaciones de las estrellas y de un Messi otra vez letal. Para la historia: el primer gol que pica en su carrera, casi en el arranque del partido. Toque sutil, lleno de belleza, para que todas las almas testigos de su obra se emocionen. Y Leo siguió aportando: precisión absoluta en la asistencia a Luis Suárez (19 novena en la Liga, su mejor temporada en el rubro tomá y hacelo con el Blaugrana al igualar la Liga 10/11).
Hubo paredes, tacos y lujos por doquier. Neymar, Xavi y Suárez cerraron los cinco goles antes del final del primer tiempo. En el arranque del segundo, Leo clavó un zurdazo pleno de precisión. Y ponele en su activo un tiro libre que el arquero le sacó con las uñas y otro zurdazo que le paró con la rodilla.
Fue un paseo enorme. Que mostró una débil reacción del Getafe, casi entregado, aunque también pareció que el Barcelona reguló en el segundo tiempo en resguardo de energía por todo lo que se juega a partir del próximo vez, con el Bayern esperando.
Y una exhibición de fútbol que se potencia porque Luis Enrique se permitió dejar en el banco a Iniesta y Mascherano y a Piqué fuera hasta de la planilla. Es que así el Cule se puede dar el lujo de salir de paseo sin todas sus estrellas.
