San Lorenzo no arranca. No logra dejar de ser irregular, mantener un buen rendimiento e hilar triunfos. En esta ocasión, en el Nuevo Gasómetro, cayó 2 a 0 ante Tigre, que lleva seis partidos seguidos sin caer ante el club de Boedo, con tres triunfos y tres empates. Los goles de los de Gustavo Alfaro los marcaron Lucas Wilchez, en la primera etapa, y Tomás Rincón, cerca del final.
Si bien de movida el dueño de casa se mostró superior y estuvo cerca de ponerse en ventaja con una definición cruzada de Gonzalo Verón que dio en el poste derecho del arco de Javier García, con el correr de los minutos comenzó a preocuparse.La primera mala para el local fue la nueva lesión de Verón, que debió dejarle su lugar en la cancha a Martín Cauteruccio por una molestia muscular. La segunda, antes e la media hora, terminó en gol de Tigre. De un lateral desde la derecha devino un mal cálculo y un pésimo cierre de Julio Buffarini, superado por el pique de la pelota, y el zurdazo de Lucas Wilchez, que con cruzar la pelota le bastó para darle el 1 a 0 al equipo de Gustavo Alfaro. Sintió el cachetazo san Lorenzo y tras un nuevo lateral, desde la izquierda, el mismo autor del gol pudo aumentar.
Para el inicio de la segunda etapa, el DT Edgardo Bauza decidió el ingreso de Pablo Barrientos por Héctor Villalba para buscar el empate. Y San Lorenzo, con casi nada de claridad, comenzó a apretar a Tigre, que de contra desperdiciar situaciones para ponerse 2 a 0. Así tuvo una clarísima Rubén Garate. Habilitado por Wilchez, el volante quedó mano a mano con Sebastián Torrico, pero el arquero, luego de quedar desparramado por una gambeta, se recompuso y le tapó el disparo al jugador visitante.
San Lorenzo tuvo el empate en los pies de Cauteruccio, pero el disparo del delantero, tras enganchar de izquierda a derecha dentro del área, fue desviado al tiro de esquina por una nueva muy buena atajada de García. También, con un zurdazo, probó Juan Mercier, desde afuera, pero el arquero se lució una vez más.
Jugado en ataque y endeble atrás, que Tigre liquide el partido era algo que podía pasar. Y, antes de los 35, sucedió. Luego de una jugada por derecha que parecía neutralizada por la zaga, la pelota le quedó, sobre la izquierda, a Tomás Rincón. El colombiano dejó parado a un extrañamente pasado Fabricio Fontanini y acomodó su derechazo rasante contra el poste izquierdo de Torrico.
El pitazo final de Néstor Pitana dejó el contraste de los rostros alegres de los jugadores de Tigre y las cabezas gachas con las que los de San Lorenzo abandonaron la cancha.