Un día perfecto tuvo Lewis Hamilton en Singapur. Todo salió a pedir suyo, y se trepó a la punta del campeonato con tres puntos de ventaja sobre Nico Rosberg, su compañero de equipo en Mercedes y principal enemigo en la lucha por el campeonato de Fórmula Uno. Victoria de Hamilton y una carrera sin puntos para Rosberg era la única fórmula posible para que al inglés subiera a lo más alto de las posiciones, y así fue.
Después de haber perdido la pole por sólo siete milésimas de segundo con Hamilton, Rosberg tuvo un nuevo disgusto grande: problemas en la electrónica del volante de su Mercedes lo obligaron a largar desde boxes y luego a abandonar. "Hoy ha sido un día malo. No funcionaba el volante, no podía cambiar con los botones del volante", explicó el alemán a poco de haberse retirado de la competencia.
Solo en la primera fila, Hamilton no tuvo problemas para tomar la punta en el comienzo de la carrera. También Alonso hizo una muy buena largada con su Ferrari. Aprovechó la lucha entre los Red Bull de Ricciardo y Vettel para llegar al segundo lugar, pero como había cortado una curva, cedió un puesto a manos del alemán para evitar ser sancionado. El trencito se armó, entonces, con Hamilton, Vettel, Alonso y Ricciardo. Y en la cuarta vuelta Raikkonen (Ferrari) desplazó a Massa (Williams) del quinto lugar.
El primer paso de los punteros por boxes fue entre la vuelta 15 y la 16. Y si bien no mostró cambios, la mayor velocidad de los mecánicos de Ferrari fue un claro aviso de que allí había una amenaza para Vettel en su intención de mantener el segundo lugar. Después de esa primera detención, Alonso incrementó la presión sobre Vettel, y cuando ambos pasaron nuevamente por boxes, entre los giros 26 y 27, el asturiano pasó a ser el nuevo escolta de Hamilton.
Todo era tranquilidad para Hamilton en la punta y para Alonso, que mantenía un muy buen ritmo en el segundo lugar y vuelta a vuelta se alejaba de los Red Bull, pero en la vuelta 33, el mexicano Sergio Pérez rompió su Force India, quedaron restos del auto sobre la pista y se produjo el primer ingreso del Safety Car. Se esfumaban todas las diferencias y, prácticamente, comenzaba una carrera nueva.
Ferrari decidió tomar un riesgo para intentar ganar la carrera. Llamó a Alonso a boxes para hacer un último cambio de neumáticos y, cuando volvió a pista, el asturiano quedó cuarto, detrás de los Red Bull. La apuesta era que, luego del relanzamiento de la carrera, tanto Hamilton, como Vettel y Ricciardo, tuvieran que ir por caucho fresco, y entonces todo quedara a pedir de Alonso. Pero esto sólo se cumplió en parte y Alonso se quedó sin podio.
Hamilton paró en la vuelta 53 y cuando volvió a la pista lo hizo detrás de Vettel. Pero el alemán sufría por sus neumáticos y no arriesgó nada: cuando Hamilton se decidió a volver a la punta, no encontró ninguna resistencia del hombre de Red Bull, que se quedó con el segundo escalón del podio (su mejor ubicación de la temporada) y terminó delante de su compañero de equipo después de tres carreras (no ocurría desde el Gran Premio de Alemania).
A cinco fechas del final (la última otorga puntaje doble), la pelea por el título de campeón de la Fórmula Uno sigue siendo un duelo mano a mano entre los hombres de Mercedes. Daniel Ricciardo se mantiene a la expectativa, pero con pocas chances de quedarse con el premio mayor. El próximo capítulo será en dos semanas, en Suzuka, donde se disputará el Gran Premio de Japón.
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