La panadería Zandomeni, un emblema de Crespo por más de medio siglo, apagó definitivamente su horno a leña. Tras 51 años de trabajo ininterrumpido, el negocio familiar cerró sus puertas.
La noticia sorprendió tanto a los clientes como a sus propios dueños. Estela Zandomeni, una de las propietarias, compartió con FM Estación Plus Crespo la difícil decisión tomada tras la rotura de su histórico horno a leña, cuya estructura ya no permitía reparaciones. "Mover un ladrillo más sería como un efecto dominó y se caería toda la bóveda", explicó con tristeza, recordando que este horno acompañó a la familia desde 1973, cuando su padre, Rosendo Zandomeni, adquirió la panadería.
Más que un comercio, Zandomeni fue un punto de encuentro, un sitio donde los sabores tradicionales se mantenían intactos. "Ese horno es uno de los más tradicionales. Ni siquiera las máquinas se habían cambiado. Son máquinas grandes, el horno siempre fue a leña, por eso la característica del pan, el sabor que tiene el pan", destacó Estela. Su pan francés crujiente, las tortas negras, las galletas chicas para mate y los bizcochitos de hojaldre se convirtieron en clásicos infaltables en las mesas de los crespenses. "Las masitas de azúcar rubia, que todos le decían de chocolate, eran un furor. Las últimas que hicimos volaron en el mismo día", recordó con emoción.
El cierre de la panadería marca el fin de una etapa, pero también deja un legado imborrable. Desde la muerte de su padre en 1997, la familia Zandomeni sostuvo el negocio con esfuerzo y pasión, incluso en los momentos más difíciles. Tras el retiro de su hermano Rosendo "Bocha" en 2019 por problemas de salud y el fallecimiento de su madre en 2020, Estela y su hermana Mónica, junto con el incondicional apoyo de su empleado Jorge Torres, mantuvieron en pie el emprendimiento hasta el último día. "Entre nosotros la hemos sacado adelante lo mejor posible", afirmó.
El anuncio generó una ola de nostalgia entre los vecinos, quienes no dudaron en expresar su tristeza y gratitud. "Más de un cliente se le ha caído una lágrima", confesó Estela, reflejando el lazo profundo construido con cada persona que cruzó la puerta del local.
La panadería Zandomeni no reabrirá. La decisión, aunque dolorosa, cierra un ciclo que deja en la comunidad el recuerdo imborrable de un lugar que fue sinónimo de calidad, tradición y calidez. "Es mucho sacrificio, son muchas horas. Después de la partida de mi mamá y la enfermedad de mi hermano, nos tocó ponernos esto al hombro e hicimos lo mejor que se pudo", afirmó Estela con un suspiro, dejando una frase que resume toda una vida de dedicación: "Misión cumplida". (FM Estación Plus)