Frontera, una de las localidades con mayor inseguridad en el interior profundo de Santa Fe, fue escenario de los preparativos para la demolición de un búnker de drogas, medida dispuesta días atrás por la Justicia de Rafaela, a raíz de la nueva ley provincial de microtráfico.
En horas de la mañana de este jueves, los funcionarios que se presentaron junto con personal policial en el lugar fueron recibidos a tiros y al ingresar, descubrieron que el aguantadero funcionaba como un espacio clandestino de faena de vacunos robados en la región. Un conocido maleante fue detenido.
A fines de diciembre, a pedido de los fiscales Franco Carbone y Fabiana Bertero, el juez Nicolás Stegmayer autorizó el derribo de dos inmuebles y el bloqueo físico de un tercero, todos vinculados a actos de violencia y al microtráfico de drogas en Frontera (departamento Castellanos). Se trataba de construcciones ubicadas en los barrios San Javier, San Roque y Colegiales (El Eucaliptal), dijo el Ministerio Público de la Acusación en un comunicado.
La medida de constatación, previa al derribo, fue realizada por funcionarios del Ministerio de Seguridad con el apoyo de la policía. En un domicilio apartado del casco urbano, ubicado en Calle 80 sin número, en el barrio Eucaliptal, un grupo de soldaditos abrió fuego al notar la llegada de la comitiva oficial, para luego dispersarse entre el campo. La policía respondió con disparos, pero no se reportaron heridos, informaron fuentes policiales.
En el lugar fue detenido Jorge Ñañez, de 25 años conocido como “Pelu”, quien había sido detenido en el pasado por varios delitos contra la propiedad y violencia de género, según informaron medios locales. En 2020, “Pelu” fue sentenciado a una pena unificada de cuatro años por once legajos penales relacionados con robos.
Lo que sorprendió a los funcionarios fue encontrar dos vacunos faenados de manera rudimentaria y sin refrigeración, colgados desde el techo. Más tarde se supo que se trataba de dos vacas lecheras robadas recientemente en un predio de la comuna Bauer y Sigel, a pocos kilómetros de Frontera. Las vacas pertenecían al tambero Juan Carlos Calvo, oriundo de Josefina, cuyo ganado ya había sido víctima de varios casos de abigeato.
Los 700 kilos de carne fueron “desnaturalizados” por el personal municipal de la ciudad de Frontera y Ñañez fue trasladado a la alcaidía de Rafaela. (Rosario 3)