

REDACCIÓN ELONCE
Cada 19 de marzo, Iglesia Católica conmemora a San José, en honor a quien fue el esposo de la Virgen María y padre putativo de Jesús, en obediencia a la voluntad de Dios.
Y en la localidad de Viale, la familia D’Agostino mantiene viva una tradición que comenzó hace 75 años: la entrega de panes bendecidos en honor a San José. Esta costumbre, nacida de una promesa familiar, es esperada con gran entusiasmo por los vecinos, quienes desde días antes comienzan a preguntar si nuevamente podrán recibir su porción de pan.
En diálogo con Elonce, Daniel D’Agostino, actual propietario de la panadería junto a su hermano Fabián, recordó el origen de la celebración: "Esto comenzó con una promesa que hizo mi abuelo Salvador junto al abuelo de mi primo Valdemar. Cuando él estaba enfermo, prometió que, si mejoraba, todos los 19 de marzo regalarían pan a todo Viale”. Y así fue. Hoy esta tradición lleva más de 75 años.
Una entrega esperada por los vecinos
La costumbre se ha arraigado tanto en la comunidad que los vecinos comienzan a preguntar con anticipación por la entrega del pan. "Ya lo están esperando. Quince días antes, los clientes nos preguntan si el 19 va a haber pan bendecido. Y no es solo para ellos, sino para todos los vecinos que vienen”, dijo D’Agostino y reconoció que si bien no es la cantidad de antes, sí es algo significativo: “unos tres pancitos por persona", explicó.
Sobre la producción de este año, señaló que "hoy hicimos aproximadamente 600 panes. Seguramente cuando vengan a la tarde a buscar, se terminen los que quedan".

En cuanto a la bendición de los panes, cada año se elige a una persona distinta para realizarla. "Este año, al igual que el pasado, la hizo Alicia, una pastora de la iglesia congregacional. Fue una bendición muy sentida y estamos agradecidos de que se haya acercado hasta la panadería para hacerlo", comentó.

Un legado familiar que continúa
La panadería de la familia D’Agostino es parte de la historia de Viale. "La fundó mi abuelo, después siguió mi papá y un tío. Hace 28 años la reabrimos con mi hermano Fabián y desde entonces seguimos con la tradición", relató Daniel.
Además de ser su medio de vida, la panadería ha sido un espacio de encuentro y comunidad. "Nos ha dado la posibilidad de vivir de esto, de hacer estudiar a nuestros hijos y de tener amigos. Todavía conservamos el viejo horno, que debe tener más de 70 años. Ahora funciona a gas, pero es el mismo. Y los fines de semana es una constante que la gente venga a cocinar ahí, sobre todo en las fiestas de fin de año", agregó con orgullo. Elonce.com
