En los 73 días que transcurrieron desde que la enfermera Brenda Agüero fue detenida, la fiscalía de instrucción confirmó las pruebas que por entonces incriminaban a la profesional como presunta autora de los hechos que sucedieron en el Hospital Materno Neonatal de Córdoba entre marzo y junio de este año y, además, sumó otras adicionales que agravarían la situación de la acusada.
El fiscal Raúl Garzón resolverá finalmente este lunes la situación procesal de Agüero y le confirmará la prisión preventiva.
Además, le extenderá la imputación de homicidio calificado por procedimiento insidioso a las otras tres muertes que ocurrieron en ese lapso de tiempo.
No se descarta incluso que el fiscal agregue la imputación por intento de homicidio a los ocho bebés que también se descompensaron pero que lograron sobrevivir.
Para detener a Brenda el 19 de agosto pasado, la prueba principal fue la autopsia realizada a las bebas Angeline Rojas y Melody Molina, quienes nacieron sanas y vigorosas el 6 de junio en el Neonatal, pero murieron de manera inexplicable antes de cumplir el primer día de vida.
La autopsia realizada a sus cuerpos reveló que la causa de la muerte fue un exceso de potasio “incompatible con la vida”.
Pero a esa prueba se le agregó una sumamente comprometedora que la fiscalía encontró, durante su investigación, y que se vincula con las búsquedas que ella hizo en Internet: en noviembre del año pasado, y luego en más de una ocasión, la profesional “googleó” cómo dosificar potasio y cómo dosificar insulina en bebés.
Según fuentes oficiales, la sospechosa accedió a documentación técnica que daría sustento a lo que pasó después en el Neonatal. Esto confirmaría que ella habría pensado y diseñado un mecanismo para causar la muerte y que luego, en base el estudio de los casos, habría aplicado y hasta probado con diferentes variantes.
Los hechos
El patrón común que revelan los bebés inoculados es que al menos 10 de los 13 se descompensaron en las dos horas posteriores al nacimiento.
Eran recién nacidos sanos, con más de tres kilos de peso, Apgar excelente y embarazos controlados que, de repente y sin ninguna explicación clínica, presentaron dificultad respiratoria, labios morados, taquicardia, arritmias y/o bradicardia.
Este diario publicó que al menos eran ocho, pero el avance de la investigación confirmó que lo mismo pasó con otros dos bebés.
La inoculación de potasio provoca estos síntomas y es causa suficiente para causar la muerte, según confirma también el informe médico realizado sobre cada una de las historias clínicas analizadas.
Ahora, ¿por qué de esos 10 bebés, cinco murieron y otros cinco pudieron sobrevivir?
Hasta el momento, hay dos respuestas posibles: o aplicó diferentes dosis o la aplicó en diferentes zonas del cuerpo. También pudieron pasar las dos cosas juntas.
Por vía central, inocular una ampolla de potasio (de 5 ml) causa la muerte a los 40-50 minutos.
Por vía periférica puede demorar algunas horas, incluso más de 10; más aún si la dosis fue algo menor. Por lo que indican los informes médicos, y por lo que ha revelado también el expediente al que accedieron todas las partes, los pinchazos se produjeron en las piernas y en diferentes zonas de la espaldita de los bebés.
Una hipótesis es que la enfermera buscaba que las descompensaciones no se produjeran siempre en su turno de guardia. Otra posibilidad es que haya estado apurada y que la inoculación haya sido errática.
Francisco, Benjamín, Ibrahim, Angeline y Melody son los que fallecieron.
Sobre las bebas hay autopsia judicial (porque fueron los únicos casos denunciados en una unidad judicial), pero todo indica que sucedió lo mismo con los tres varoncitos.
La similitud, los análisis de laboratorio que en su momento se les realizaron a los bebés y lo indicado en la historia clínica serían pruebas suficientes para extender la imputación de homicidio a los tres bebés.
Hay otros cinco bebés cuyos análisis revelan también un exceso de potasio. Por ejemplo, el caso de F.B. del 24 de abril, el potasio a los 90 minutos de vida arrojó 8,2 mEq/l, cuando por arriba de seis ya es anormal en un bebé que nació sano. A L.H., nacida el mismo día, el potasio le da 7,5 mEq/l en las mismas circunstancias. Lo mismo habría ocurrido con I.G., nacida el 26 de abril y con G.B., del 1° de mayo. El quinto caso es el de P.M., nacida el 6 de junio, que sobrevivió porque las médicas se dieron cuenta –después de lo ocurrido con Angeline y con Melody que fallecieron ese mismo lunes 6- que tenía exceso de potasio y lograron médicamente revertirlo. Estuvo internada 16 días en el Neonatal con lesiones con tejido necrosado que requerirá cirugías futuras.
Tres casos, ¿con insulina?
En tanto, hay otros tres casos en los que no se sospecha del potasio sino de la insulina.
El más fehaciente es el de M.T., también nacida el 6 de junio, cuya insulinemia arroja 1000 UI/L. Esa beba estuvo 18 días internada y hoy está con tratamiento por convulsiones.
El segundo bebé es J.L., cuya mamá hizo diabetes gestacional durante el embarazo, que controló con dieta. A las 16 horas, ese bebé presentó taquicardia, palidez e hipoglucemia indosable, por lo que se lo interna en UCI. Luego, con una insulina de 3520 UI/l pasa a terapia. A los 12 días se va de alta. No hay explicación médica posible para semejante valor de insulina más que la de una inoculación intencional, ya que lo normal de insulina basal es 15.
Este caso tiene una connotación especial: el 19 de agosto, el todavía ministro Diego Cardozo citó al Ministerio de Salud al personal del Neonatal: la por entonces directora, Liliana Asís, y la responsable de Seguridad del Paciente, Adriana Moralez. La intervención del teléfono a Asís (entre el 18 y el 29 de agosto) reveló que ella y Cardozo buscaban armar una estrategia común, con criterio unificado, para cuando el fiscal los llamara a declarar.
La intención velada de Cardozo era acotar la lista de casos sospechosos y hasta presionó supuestamente para que este bebé fuera excluido de la investigación. Hasta se habló de algún posible episodio de crisis puerperal de la mamá.
El tercer caso es el primero que abre la serie: una beba nacida el 18 de marzo (U.M.) que a las dos horas de descompensa y pasa a terapia con compromiso neuronal. Luego de dos días, se recupera y se va de alta a la cuarta jornada. Este caso fue agregado tres meses después por personal del Neonatal que, casi de manera independiente y solitaria, empezó en mayo a armar la línea de tiempo de lo sucedido. Se revisaron todos los nacimientos en el Centro Obstétrico y se agregaron todos los casos que atravesaron dificultades inexplicables. No está claro si en U.M. fue insulina, potasio o alguna otra sustancia psicotrópica.
Más pruebas
Las dos autopsias y sus búsquedas en Google sobre el potasio y la insulina son dos pruebas de peso en manos de la fiscalía.
La tercera prueba es que Brenda Agüero estaba de guardia (trabajaba de 6 a 14) en los ochos días en los que se sucedieron los 13 episodios. Fuentes cercanas a la investigación hicieron el parangón con la enfermera británica Lucy Letby, que en el Hospital de Counter of Chester, durante 2015, provocó la muerte de siete bebés e intentó con otros 10. En ese caso bastó la coincidencia de los turnos para que sea detenida.
La cuarta prueba se desprende de su propia declaración, porque ella se situó en tiempo y espacio en el lugar de los hechos. Agüero se presentó ante el fiscal el 7 de septiembre y durante dos horas y media, sin aceptar preguntas, contó con detalles su versión de los hechos.
Reconoció que estuvo a solas con la mamá, el bebé y eventualmente un tercero (papá o abuela) en la sala de recuperación de las mamás y que en todas las circunstancias tuvo en brazos a los bebés.
Esa admisión, según pudo saber este diario, es casi incriminatoria, porque veladamente estaría admitiendo en qué momento actuó.
Hasta ahí, las pruebas que resolverían el limbo de situación procesal.
Después se suman otras pruebas indiciarias, es decir, no se busca a “alguien que la haya visto”, porque eso indicaría encubrimiento, sino datos y testimonios indirectos.
La tarea judicial es conectarlos con lógica y sin errores, de modo de probar los hechos.
En la concatenación de casos, según pudo saber este diario, surge la presunta participación intencional de la enfermera detenida.
Ahí aparece el faltante de dosis de potasio que detectó la dirección de farmacia del Neonatal y comportamientos de ella revelados por los más de 200 testigos que pasaron por la Fiscalía.
Hay al menos cinco casos en los que es ella la que avisa al personal médico de alguna anomalía en los recién nacidos, como labios morados o dificultad para respirar. Eso les llamó la atención incluso a las médicas: cómo una enfermera de obstetricia, que está abocada al cuidado de las mamás y no de los bebés, tenía esa extraña capacidad para detectar en los bebés que algo no andaba bien. (Fuente: La Voz)