REDACCIÓN ELONCE
La Ley de Etiquetado Frontal, sancionada en 2021, introdujo los sellos negros en los productos alimenticios, alertando sobre excesos de azúcares, sodio, grasas y calorías. Su propósito: promover una alimentación más saludable y prevenir enfermedades crónicas. Pero ahora, ¿está en peligro esta ley?
Recientemente, diputados del PRO presentaron un proyecto para derogar la norma, argumentando que entorpece el comercio internacional de productos locales y que ya existen otras normativas para informar al consumidor de forma más efectiva. ¿Realmente la ley está afectando el comercio? ¿O está haciendo que los consumidores elijan productos más saludables?
Por otro lado, quienes defienden la ley resaltan sus resultados positivos. Según estudios, el 80% de los argentinos apoya el etiquetado frontal, considerando que ayuda a tomar decisiones informadas. ¿Está la ley cumpliendo su objetivo de promover una mejor alimentación, o es solo una medida superficial?
Además, las empresas comenzaron a reformular productos para evitar los sellos, reduciendo azúcares, sodio y grasas. Pero ¿realmente estamos viendo un cambio significativo en los hábitos de consumo, o solo ajustes en los productos? El etiquetado frontal está en la mira y surge una pregunta inevitable: ¿Es hora de repensar la ley, o debe mantenerse para seguir combatiendo la malnutrición y las enfermedades?
El tema fue debatido en El Ventilador, programa que se emite martes y jueves a las 21.30 por Elonce.
Carolina Llensa, presidenta del Colegio Profesional de Nutricionistas de Entre Ríos, expresó que “hubo cambios con el Etiquetado Frontal porque empezamos a tomar como referencia esa ley, esos consejos o esos modos para trabajar en la consulta y tratar de llegar a la población. Falta muchísimo porque la ley es muy nueva, salió en 2021. Está vigente. Tomó un año o más para que se modifiquen los paquetes y todo el packaging, sellos y presentación de los productos. Igualmente falta educación e información”.
Consideró que “esta ley está mal llamada de Etiquetado, porque tiene varios ejes. Uno de ellos es el etiquetado, pero también está la concientización, la educación sobre las infancias y resto de la población. En esto de buscar estrategias para trabajar con los niños se intenta trabajar en la promoción de una vida saludable para evitar futuras patologías como diabetes, hipertensión, obesidad, que hoy vemos muchísimo”.
“El colectivo de nutricionistas de todo el país estuvo trabajando muchísimo en la ley. Las nutricionistas están libres de conflicto de interés, por eso se formula y se organiza de esta manera la normativa. Costó mucho que la industria accediera: económicamente o por sus intereses no les convenía. Fue una puja importante”, remarcó.
Indicó que “la industria se ha moldeado, pero hay muchas trampas. Muchas han modificado el contenido de algunos productos, sobre todo algunos procesados, disminuyendo el gramaje para llegar a eliminar un sello de su paquete. Falta igualmente mucha educación, apoyo de la salud. En Entre Ríos no tenemos adhesión a esa ley, por ejemplo. Falta instalarlo. También otro tema a trabajar es la publicidad de patrocinio a través de los medios. El camino recorrido es importante pero falta porque son nuevos los cambios”.
Consideró que “el ciudadano cuando va a la góndola se abruma con tanto sello, porque si no parece que nada puede comer. La idea es que sea una referencia, que podamos ver y según nuestra necesidad veamos si es mucho o no. Es una guía. Comer tenemos que comer”.
“La idea es proponer una alimentación más saludable en la casa, que tenga más nutrientes favorables y sea más sencillo. Por qué tenemos que caer en un paquete, cuando el envase es cada vez más grande y lindo. Si la industria gastó tanto en hacerlo, me pregunto qué pasa con el contenido de ese paquete, qué tiene”, agregó.
Mercedes Chapado, Licenciada en Nutrición, dijo que “hay pacientes que le prestan mucha atención a los sellos y otros que no, que se llevan los productos igual porque les gustan y los disfrutan. Nosotros en consultorio lo que hacemos es explicarles cómo leer una etiqueta, leer los ingredientes, qué tienen que tener en cuenta. Eso ha cambiado mucho. Hay muchos niños que preguntan por qué los productos tienen los sellos. Se les explica sobre la información nutricional pero después son ellos los que toman la decisión de llevarlos o no a los productos”.
Recordó que “el Etiquetado Frontal no permite que los paquetes tengan dibujitos para niños porque justamente a los niños les llama la atención el dibujo. Quieren el juguetito, el personaje, van y lo compran. Los niños no saben qué consumen. Nosotros en el consultorio debemos diferenciar si lo que queremos comprar es alimento o nutriente, porque no es lo mismo”. Elonce.com