Argentina enfrenta una realidad alarmante, con el 52,9% de su población por debajo de la línea de pobreza y un 20% en situación de indigencia. La crisis económica afecta gravemente a los sectores más vulnerables, con familias que dependen de comedores comunitarios y buscan alimentos en la basura.
Según datos del INDEC, la indigencia infantil se duplicó entre niñas, niños y adolescentes de 0 a 14 años, pasando del 13,6% al 27% en el último semestre. Las políticas sociales, como la Tarjeta Alimentar (TA) y la Asignación Universal por Hijo (AUH), experimentaron incrementos significativos, pero no han sido suficientes para frenar el aumento de la pobreza.
El sociólogo Daniel Schteingart señaló que la eliminación de la cuarta categoría del Impuesto a las Ganancias profundizó la desigualdad, beneficiando al 10% más rico del país, cuyos ingresos aumentaron 742,9% en el último año. Mientras tanto, los sectores de menores recursos vieron sus ingresos crecer solo un 202,6%, insuficiente frente a una inflación del 271,5%.
La situación es particularmente grave para la población infantil. Un informe de UNICEF alertó que más de un millón de niños no cenan cada noche, y 1,5 millones se saltean comidas diarias. Esta crisis se debe en parte al congelamiento del programa Potenciar Trabajo, que afecta a los sectores más vulnerables de la economía popular.
A pesar de los aumentos en la AUH y la TA, las familias cubren apenas el 70% de la Canasta Básica Alimentaria, un porcentaje que empeora la indigencia. Según el informe del ISEPCi, la combinación de políticas sociales y ajuste fiscal ha llevado a un aumento generalizado de la pobreza, afectando especialmente a los niños. (Con información de Ámbito)