El reloj municipal de María Grande, erigido en 1949, se ubica en las intersecciones de las avenidas Argentina, Córdoba y San Martín y ya es más que un marcador de tiempo: “Es un símbolo emblemático que nos caracteriza”, aseguró el arquitecto Carlos Plugoboy.
Elonce repasó la historia del reloj municipal de María Grande en el marco del micro Espejo de mi Tierra y en la voz de quien es el primer arquitecto profesional de Paraná Campaña.
“Al reloj municipal lo hizo construir el intendente Juan Rezzet en 1949; comenzó a hacerse el 30 de marzo de 1949 y su arquitectura es la característica de la época peronista, porque usaban revoque blanco y tejas coloniales como en muchos hospitales y la Escuela Hogar en Paraná”, sostuvo Plugoboy y confirmó que fue el propio mandatario municipal quien buscó la máquina del reloj de Casa Cronos Buenos Aires.
La obra estuvo a cargo del constructor Lucnik, entre los que trabajaron Luis Feresín, Tomás Ferri y otros. “La estructura tiene una base de tres metros de profundidad y fue construido bajo un sistema tradicional, noble”, contó el profesional de María Grande.
“Se escuchan las campanas a diez cuadras alrededor, siempre que las condiciones climáticas sean favorables”, aseguró el arquitecto. De hecho, rememoró que “con el terremoto de San Juan, el reloj tambaleó y sonaron las campanas”.
El reloj municipal es más que un marcador del tiempo en María Grande, ya es un emblema de la ciudad, un punto y lugar de referencia, una de las postales representativas del pueblo, que se ha convertido en ciudad turística y de reconocido desarrollo y crecimiento.
“El reloj es el centro del pueblo, el centro cívico, porque a su alrededor se congregan las instituciones deportivas y todas las cuestiones sociales y políticas; los palcos siempre se instalan acá”, contó Plugoboy.
La conexión del reloj con el túnel
“Antiguamente, el reloj tenía un revestimiento en la parte inferior con las mismas cerámicas que están colocadas en el Túnel Subfluvial; y para los vecinos de María Grande fue un acontecimiento porque sentíamos esa unión entre el túnel y el reloj porque los materiales utilizados fueron los mismos”, repasó el arquitecto.
“No sé qué haríamos sin el reloj municipal porque es parte de nuestras vidas y todavía no deja de llamar la atención porque en muy pocos pueblos sigue habiendo de este tipo de relojes”, ponderó Plugoboy y remarcó que la obra es “un símbolo emblemático que nos caracteriza”.
Plugoboy también diseñó la fachada del municipio en el 1973, cuando estudiaba en Córdoba; la torre de la capilla en 1988 y la plaza local en 1978. Fue en sentido que instó a los jóvenes “a inmiscuirse en las cuestiones de la ciudad”. (Elonce)