Invento argentino. La válvula Clover, desarrollada por el cirujano cardiovascular argentino Osvaldo Amerio y su socio Carlos Schvezov, promete transformar el campo de los reemplazos valvulares cardíacos. Este innovador dispositivo combina las ventajas de las válvulas biológicas y mecánicas, eliminando sus desventajas más significativas.
Mientras las válvulas biológicas, que evitan la necesidad de anticoagulantes, suelen desgastarse en un período de 8 a 10 años, las mecánicas, aunque más duraderas, requieren medicación de por vida. Clover busca ofrecer una solución duradera sin necesidad de anticoagulantes, mejorando así la calidad de vida de los pacientes y reduciendo la posibilidad de reoperaciones.
El desarrollo de Clover surgió de la experiencia de Amerio como cirujano cardíaco. “La idea fue crear una válvula mecánica con diseño de biológica para tener un flujo central sin turbulencias y evitar los coágulos”, explica. A lo largo del proceso, el equipo enfrentó numerosos desafíos técnicos, pero contó con el apoyo de la Fundación Barceló, que jugó un papel crucial en el impulso del proyecto.
La Fundación Barceló, a través de su incubadora Incubando Salud, se ha especializado en la promoción de startups en el sector salud. Hasta la fecha, han evaluado más de 800 modelos de negocio y han incubado más de 45 startups. Amerio y su equipo participaron en uno de estos programas, donde recibieron formación y apoyo clave para estructurar el proyecto Clover. Además, fueron premiados con el primer lugar en un concurso de la Fundación, lo que les otorgó mayor visibilidad y acceso a nuevos recursos.
Regular el flujo sanguíneo en el corazón
La importancia de las válvulas cardíacas es fundamental, ya que son responsables de regular el flujo sanguíneo en el corazón. Amerio señala que, a pesar de la existencia de procedimientos mínimamente invasivos como el TAVI, “en los últimos 40 años no ha habido modificaciones disruptivas en el diseño de las válvulas, solo incrementales”.
El desarrollo de Clover ha incluido pruebas y simulaciones utilizando software especializado, que permitieron la fabricación de prototipos testeados en Estados Unidos con resultados alentadores. Hasta ahora, el proyecto ha logrado obtener cinco patentes en Estados Unidos y Europa, lo que ha facilitado la inversión del Centro de Innovación Tecnológica y Sociales de Suncor (Cites).
Con el próximo gran hito en la investigación siendo el estudio en animales, el equipo busca una inversión de 1,5 millones de dólares para completar los estudios preclínicos. Amerio enfatiza la complejidad del proceso regulatorio para dispositivos implantables, pero confía en los resultados obtenidos hasta el momento. “El estudio in vitro muestra que la válvula tiene una hidrodinámica excelente”, asegura. (La Nación)