

El dolor de un padre que no ve a sus hijas hace siete años. Sebastián Escalada, un comerciante de 54 años oriundo de Cipolletti, vive una lucha personal que marca su vida desde 2017. Residiendo en Buenos Aires, Escalada hace público el robo de sus hijas, Sofía y Emma, quienes fueron arrebatadas por su ex esposa estadounidense, Sarah Marie Gross, cuando tenían 7 y 6 años. Hoy, a sus 14 y 13 años, las niñas permanecen en Texas, Estados Unidos, sin que su padre haya podido verlas desde su partida.
Escalada, quien vivió en Estados Unidos durante 19 años y se casó dos veces, recuerda el fatídico comienzo de su calvario. "El calvario de todo esto empezó un día después de mi segunda boda, cuando el gobierno de Estados Unidos me informó que desconocía la veracidad de mi primer matrimonio. Algo inentendible porque yo me había casado y divorciado legalmente, con papeles. La razón que me dieron fue que yo había fallado a la hora de demostrar la veracidad de mi primer matrimonio". Este conflicto con las autoridades migratorias llevó a la deportación de Escalada, quien se vio forzado a mudarse con su familia a Argentina.

La falsa promesa de un viaje y la separación
En 2015, Escalada y su familia decidieron replantarse en Bariloche, donde comenzaron una nueva vida. Sin embargo, en 2016, su relación con Sarah Gross llegó a su fin. Ambos acordaron una custodia compartida "mitad y mitad" de sus hijas, pero un año después, todo cambió cuando Gross solicitó autorización para llevar a las niñas a Estados Unidos bajo el pretexto de despedirse de su padre, quien se encontraba gravemente enfermo.
"Tenía la intuición de que podía ocurrir lo que finalmente ocurrió. En discusiones previas ella me había manifestado que se quería ir de Argentina para no volver más", explicó Escalada, quien decidió no autorizar el viaje. Sin embargo, la decisión de una jueza de Río Negro, Marcela Pájaro, permitió que las niñas viajaran a Estados Unidos bajo el argumento de que se trataría de un viaje de corta duración, de solo 90 días. A pesar de la negativa de Escalada, las niñas nunca regresaron.
"Es un caso claro de negligencia judicial que facilitó la retención ilegal de mis hijas en Estados Unidos y destruyó nuestra vida familiar. La jueza Pájaro desoyó mi advertencia y permitió el viaje, violando mi derecho de custodia. Como lo predije, mis hijas nunca volvieron. A pesar de que otro juez ordenó su restitución a la Argentina en 2018, esa orden nunca fue cumplida", expresó el padre con profunda indignación.
Un dolor que se convierte en lucha
El dolor de la separación y la lucha por recuperar a sus hijas marcaron la vida de Escalada. Desde 2017, su única motivación ha sido encontrar a sus hijas y hacer justicia. “Mi vida cambió radicalmente desde que me separaron de ellas. Antes tenía proyectos, trabajo, sueños... Hoy mi única lucha es recuperarlas y hacer justicia. A eso dedico toda mi energía”, comentó Escalada.
Pese a las múltiples denuncias realizadas y el recurso de amparo que aún mantiene, Escalada no ha recibido respuestas efectivas de la Justicia argentina. A lo largo de los años, pidió la intervención de diversas autoridades, incluida la Cancillería Argentina, pero sus esfuerzos han sido en vano.

Un desesperado llamado desde el corazón de su hija
A pesar de los obstáculos y la constante indiferencia institucional, Escalada no se rinde. En un giro emotivo, compartió una carta enviada por su hija Emma al presidente argentino, Javier Milei, en la que ella misma pedía ayuda para reunirse con su padre. "Por favor, ayúdenos a encontrar una solución. Esta separación nos causa mucho dolor y afecta profundamente nuestra vida diaria emocional. Agradecemos profundamente su tiempo, atención y cualquier ayuda que pueda brindarnos", escribe Emma desde Denton, Texas.
El padre, aliviado por el gesto de su hija, se mantiene firme en su lucha. “A pesar de tantos obstáculos, no pierdo las esperanzas, si no dejaría de luchar. Hoy confío en el juez Santiago Carrillo, que está con la causa y es quien debe decidir el futuro de mi familia", finalizó Escalada, convencido de que su causa no solo es suya, sino de miles de padres y madres en el mundo que enfrentan situaciones similares.
Con el corazón lleno de esperanza, Escalada aseguró que seguirá luchando hasta que la justicia sea hecha. "Lo único que quiero es que esta historia se escuche, trascienda", concluyó, con la firme intención de no dejar que su lucha quede en el olvido. (Con información de Clarín)