Arturo Puig y Selva Alemán protagonizaron una de las historias de amor más conmovedoras del mundo del espectáculo argentino. Lo que comenzó como un encuentro casual en un set de grabación en 1974 se convirtió en una relación que trascendió la pantalla y se mantuvo firme durante más de 50 años, hasta la muerte de la actriz este martes.
Todo empezó durante la grabación de la telenovela Fernanda, Martín y nadie más. Selva y Arturo se conocieron en la casa de la directora Diana Álvarez, durante la primera lectura de guiones. Desde ese momento, algo especial comenzó a gestarse entre ellos. "El flechazo fue mutuo", confesaron tiempo después. Sin embargo, en ese momento, ambos estaban casados, lo que los llevó a disimular sus sentimientos y postergar la conexión que había surgido.
A pesar de que intentaron mantener su relación en secreto, la química entre ellos era innegable. Sus compañeros de elenco y la directora notaron que algo especial ocurría entre Fernanda y Martín, los personajes que interpretaban, que parecía ir más allá de la ficción. "Pasamos meses disimulando hasta que un día fuimos a tomar un café a un barcito de Olleros y Libertador", recordó Puig. Fue en ese momento cuando decidieron darle una oportunidad a lo que sentían, a pesar de las complicaciones que esto implicaba, ya que Arturo tenía dos hijos pequeños.
Desde entonces, su amor fue creciendo, fortaleciéndose con cada día que pasaba. Aunque enfrentaron desafíos y separaciones, siempre encontraron la manera de volver a estar juntos. "Los dos tuvimos un matrimonio anterior, y cuando empezamos a salir y luego a convivir, no había divorcio", admitía Selva. Sin embargo, en 2001, después de más de 25 años juntos, decidieron casarse en una ceremonia civil íntima, rodeados solo de su familia y amigos más cercanos. Para ellos, la fecha del casamiento no era tan importante como el camino que habían recorrido juntos. "Nos divertimos mucho juntos, y eso es lo que importa", resumió Puig en una entrevista.
La pareja nunca llevó la cuenta de los años, ni de las fechas importantes. "Somos un desastre", decían entre risas, explicando que eligieron casarse el día del cumpleaños de Selva, el 30 de abril, para tener una referencia en caso de que necesitaran recordarlo. Pero para ellos, lo que verdaderamente importaba eran los momentos compartidos, las risas, y la complicidad que los unía.
Arturo y Selva enfrentaron juntos tiempos difíciles, como durante la dictadura militar en Argentina. Debido a su cercanía con el cantante Piero, quien se exilió en ese período, la pareja fue puesta en una "lista negra", lo que les impidió trabajar durante más de un año. A pesar de las amenazas y las dificultades, se mantuvieron firmes y apoyaron a sus amigos en momentos críticos. "No sabíamos bien qué pasaba, hasta que un productor me dijo que estábamos en una lista negra", explicó Puig.
Aunque no tuvieron hijos juntos, Selva Alemán fue una figura central en la vida de los hijos de Arturo, Ximena y Juan. "Selva nunca quiso ocupar el lugar de la madre. Pero los chicos la adoran porque, además, desde muy chicos vinieron a vivir con nosotros durante unos años", contó Arturo. La llegada de los nietos, Nikolai, Elizabeta y Santo, fue una nueva etapa en la vida de la pareja, quienes se involucraron activamente en su crianza, disfrutando de cada momento con ellos.
La relación entre Arturo y Selva no estuvo exenta de dificultades. En varias ocasiones, enfrentaron separaciones temporales, aunque siempre encontraron la manera de reconciliarse. "Seguimos juntos. Evidentemente nos queremos mucho y nos respetamos, aunque nos peleamos mucho también pero jamás fuimos agresivos el uno con el otro", señaló Arturo, quien destacó que la clave de su relación fue siempre la paciencia y el respeto mutuo. Selva, por su parte, comentaba: "Ahora los jóvenes se separan rápidamente. Yo creo que no se tienen paciencia. Tanto Arturo como yo nos tenemos paciencia, y cuando uno tiene algún momento malo, nos respetamos".
La convivencia entre ellos fue siempre fluida, a pesar de sus ocupadas agendas laborales. "La convivencia fluye de una manera fantástica. Aunque estemos enojados por alguna pavada, igual la cosa funciona. Tenemos una cierta rutina pero no somos muy rutinarios porque todos los días cambia algo: uno graba, otro ensaya, o sale una gira, o tiene funciones de teatro. No, no somos rutinarios", explicó Puig.
La pareja compartió en varias ocasiones el escenario, a pesar de las dificultades iniciales que encontraron al trabajar juntos. "Nos criticábamos, nos llevábamos pésimo en el ámbito laboral y en determinado momento dijimos ‘basta’, porque iba a terminar afectando nuestra relación", recordó Selva. Sin embargo, con el tiempo, aprendieron a disfrutar de trabajar juntos, protagonizando obras como Cristales rotos y ¿Quién le teme a Virginia Woolf?, que fortalecieron aún más su vínculo.
El amor entre Arturo Puig y Selva Alemán fue una historia que trascendió la pantalla, convirtiéndose en un ejemplo de cómo una relación puede crecer y mantenerse sólida a lo largo de las décadas. Con una mezcla de respeto, paciencia, y sobre todo, humor, lograron construir una vida juntos que dejó una huella imborrable en el mundo del espectáculo y en quienes los conocieron. La partida de Selva deja un vacío, pero su legado de amor y compañerismo perdurará en la memoria de todos. (Fuente: La Nacion)