El entrerriano, Sixto Bonifacio Salva, un hombre de 97 años, sorprendió a la comunidad de Gualeguaychú con una original y emotiva creación navideña. Este pescador de toda la vida decidió rendir homenaje a su pasión por el río y la pesca, armando su propio árbol de Navidad utilizando cañas de pescar, anzuelos y líneas, elementos que han sido parte de su vida durante décadas.
Con una sonrisa en el rostro y un espíritu que contagia, Sixto, conocido cariñosamente como "Fede" en su barrio, armó su árbol con una mezcla de creatividad y nostalgia. Lo hizo con lo que le e gusta y representa: la pesca. Es una forma de tener el río cerca suyo especialmente en estas fiestas.
El árbol de Navidad que habla del río y de la vida
Si bien el árbol de Navidad tradicionalmente se asocia con adornos brillantes y elegantes, el árbol de Sixto tiene una esencia única. Con sus cañas de pescar entrelazadas con tanzas y adornadas con anzuelos, esta obra refleja la vida de un hombre que ha trabajado arduamente y ha vivido para la pesca, el río y su familia. En el centro de su hogar, rodeado de recuerdos de un tiempo pasado, Sixto creó un rincón especial que reúne su amor por el trabajo, la naturaleza y, por supuesto, las fiestas.
Sixto Salva, que fue obrero del histórico Frigorífico Gualeguaychú, una planta fundamental para la industria de la carne argentina en la década de 1930, decidió entrelazar sus cañas y su creatividad para crear algo único este año. Seguramente, cada caña que puso en el árbol tiene una historia. Cada línea, cada anzuelo, tiene su tiempo en el río, su esfuerzo y sus recuerdos. Es que se trata de un árbol lleno de partes de su vida.
A pesar de los años, Sixto nunca ha perdido la chispa del niño que mira el río con asombro. Hoy, viviendo con su único nieto, Guillermo, y sus dos bisnietos, Alan y Loana, se siente rodeado de amor y la calidez de la familia. Para él, la Navidad es un momento para reflexionar, recordar y, sobre todo, compartir.
Con esta pobra, Sixto deja un legado en su familia, que lo acompaña con admiración y cariño. Su historia refleja el esfuerzo, la dedicación y el amor por lo que uno hace, por más simple que parezca. El árbol de Navidad que armó con cañas de pescar es un testimonio de esa filosofía: la creatividad y la pasión por la vida se pueden transformar en algo hermoso, incluso en una fiesta tan especial como la Navidad.
Para Sixto, cada elemento del árbol es un recuerdo, un pedazo de historia que no solo él ha vivido, sino que ahora comparte con su familia. Y es que, más allá de la pesca, lo más importante es el amor que cada uno de esos anzuelos, cañas y tanzas guarda, un amor que trasciende generaciones y se renueva cada vez que se mira el árbol en el centro de su hogar.