Una mujer que viajaba desde Buenos Aires hacia Iguazú, Misiones, vivió una experiencia frustrante con Jetsmart Airlines, que terminó con una indemnización millonaria. Todo comenzó cuando, al llegar a Iguazú, la pasajera fue a retirar su valija, pero tras una larga espera, descubrió que su valija no había llegado sino que estaba en un lugar de la Patagonia.
En su maleta, llevaba ropa, productos de higiene, maquillaje y otros artículos esenciales para su viaje a las Cataratas del Iguazú. Ante la desaparición de su equipaje, se acercó a la ventanilla de Jetsmart para hacer el reclamo, pero la respuesta fue poco satisfactoria. A través de un formulario de “Declaración de Irregularidades de Equipaje de Pasajero”, le dijeron que su valija estaba extraviada.
Al día siguiente, la aerolínea le envió una foto para que pudiera identificar la valija. La mujer confirmó que era la suya, pero la sorpresa llegó cuando le informaron que, en lugar de llegar a Iguazú, su equipaje había sido enviado por error a Bariloche. Desde allí, tendría que ser redirigida a Ezeiza y luego enviada a su destino final, pero los días pasaban y su valija no aparecía.
Sin tener su equipaje, la mujer tuvo que comprar ropa y productos de higiene, un gasto no previsto en su presupuesto. Mientras tanto, la aerolínea le aseguraba que la maleta llegaría en el siguiente vuelo, pero la valija seguía sin aparecer. Al regresar a Buenos Aires, la mujer fue al Aeroparque con la esperanza de encontrar su maleta, pero no tuvo suerte.
Cansada de la falta de respuestas, la mujer presentó una demanda judicial contra Jetsmart. La jueza civil de Viedma falló a su favor, explicando que los consumidores deben ser protegidos no solo por su condición de “más débiles” en las relaciones de consumo, sino también para garantizar sus derechos económicos, de salud y de dignidad.
En su fallo, la jueza consideró pruebas como el formulario de reclamo y los mensajes de WhatsApp, donde la aerolínea admitió el error y confirmó que la valija había llegado a Bariloche por accidente.
Como resultado, la compañía fue condenada a pagarle una indemnización de 2,5 millones de pesos: 750 mil por daño emergente, casi 600 mil por daño moral y 1,2 millones en concepto de daño punitivo.