Ana Berón, una abuela entrerriana de 61 años, atravesó el año más difícil de su vida luchando contra el cáncer, pero al final de este 2024 levantará su copa y brindará por su salud. Esta semana, Ana tocó la campana instalada en los pasillos del servicio de Oncología del hospital como señal de que había culminado su tratamiento de quimioterapia. Aunque cada historia de lucha contra el cáncer es única, todas comparten algo en común: el apoyo incondicional de los seres queridos y una fortaleza mental y emocional que es clave para sobrellevar el tratamiento.
Ana, originaria de Gualeguaychú y residente en Pueblo Belgrano desde hace más de 20 años, vive rodeada de su familia y una granja llena de animales: gallinas, loros, cardenales, gatos y perros. Sin embargo, su vida dio un giro inesperado en septiembre del año pasado, cuando comenzó a notar un bulto en su cuerpo. Tras varios estudios, los médicos confirmaron que era cáncer, y en diciembre empezó su tratamiento.
A lo largo de este año, Ana pasó por 25 sesiones de radioterapia en Concepción del Uruguay, pero cuando terminó, aún quedaban células cancerígenas por eliminar, por lo que tuvo que comenzar la quimioterapia. "No fue fácil, pero aquí estamos, gracias a Dios", expresó Ana con fortaleza. Relató que el proceso de quimioterapia estuvo lleno de momentos difíciles. “Me decían que llegara a casa y me quedara acostada, pero nunca me entregué. Solo descansé una vez, un ratito, pero siempre seguí adelante”, afirmó.
Ana compartió que el tratamiento fue muy duro, con momentos de miedo y dudas, especialmente cuando los análisis no salían bien. Sin embargo, siempre se mantuvo firme y nunca se rindió. “Nunca me entregué”, dijo con orgullo.
Este jueves, Ana recibió la noticia de que había completado su tratamiento. El personal de Oncología le dio la sorpresa a través de su hija, quien la acompañó durante todo el proceso. “Ana, ya está, ya terminaste, podés tocar la campana”, le dijeron. Y así, con una gran sonrisa y lágrimas de emoción, Ana hizo sonar la campana, mientras su familia y los médicos la abrazaban y la felicitaban por su valentía.
“A principio les costó a mis tres nietos, pero fueron un pilar fundamental durante todo este año. Su amor y compañía fueron el combustible que me dio fuerzas para seguir luchando”, expresó Ana, agradecida. También destacó el apoyo de su pareja, quien, aunque en su interior temía, siempre mantuvo una actitud fuerte frente a ella. "En casa siempre fui fuerte, y juntos transitamos estos días con normalidad", comentó.
A pesar de que aún debe seguir con medicación y controles periódicos, Ana ya celebró su recuperación. Este fin de semana, se reunió con su familia en Pueblo Belgrano para brindar por su salud, dejando un mensaje de esperanza para quienes atraviesan una situación similar: "No se entreguen. Si lo hacen, es peor. Hoy en día, la palabra 'cáncer' ya no es tan aterradora. Se puede superar. Yo no podía estar en cama, salía de la cama como podía... ¡Hasta hice una huerta!", concluyó, sonriendo con orgullo.
La campana de la esperanza
Desde su instalación en enero de 2024, la campana del servicio de Oncología del Hospital Centenario ha sonado en cuatro ocasiones como símbolo de esperanza para aquellos que superan su tratamiento de quimioterapia. Este gesto no solo es un reconocimiento para quienes logran superar la enfermedad, sino también un mensaje de aliento para el resto de los pacientes en tratamiento.
La primera en hacer sonar la campana fue Daiana, de 36 años, quien expresó que para ella significaba un gran alivio. En abril, Castulo, vecino de Urdinarrain, fue el segundo; y en agosto, Carlos, quien superó un cáncer de estómago, celebró su victoria con su familia. Ana fue la cuarta en 2024, y con su historia, también se unió a este símbolo de esperanza y fortaleza. (Con información de El Día)