Cinco años se cumplen desde que la pandemia de Covid-19 obligó a Argentina a implementar una de las medidas más estrictas del mundo: el confinamiento. Aunque al principio fue vista como una de las acciones más efectivas para frenar la propagación del virus, con el tiempo se convirtió en uno de los encierros más largos de la historia mundial.
El 19 de marzo de 2020 por la noche, el presidente de ese entonces, Alberto Fernández, encabezó una cadena nacional para comunicar que todas las actividades no esenciales se suspendían durante 15 días. Este anuncio inicial derivó en una cuarentena que se extendería por más de ocho meses.
Fernández informó que, a partir de las 00:00 del 20 de marzo, se instauraba el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, al que todos los argentinos debían “someterse”. “Esto quiere decir que, a partir de ese momento, nadie puede moverse de su residencia, todos tienen que quedarse en sus casas. Es hora de que comprendamos que estamos cuidando de la salud de los argentinos”, expresó el presidente.
Impacto del confinamiento
A la mañana siguiente, el país y las ciudades estaban completamente silenciosos. Solo el personal esencial podía desplazarse y, para ello, debía contar con un permiso especial.
El primer caso de Covid-19 en Argentina se dio a conocer el 3 de marzo, pero fue recién dos semanas después, ante el creciente número de contagios, que se decidió imponer el aislamiento obligatorio.
El mundo estaba en silencio, y mientras el miedo se apoderaba de todos, lentamente la frustración se convirtió en enojo. La necesidad de retomar la vida cotidiana crecía con el paso de los días.
Medidas, disputas y una realidad cambiante
Durante los meses de confinamiento, surgieron nuevas medidas sobre cómo protegerse del virus. El uso del alcohol en gel, el barbijo y la ropa desinfectada se convirtieron en hábitos diarios. Las palabras como “hisopados”, “vacunas” y “contacto estrecho” se hicieron parte del vocabulario común. Hoy en día, el barbijo es solo un accesorio más en los hogares, pero en ese momento era un requisito indispensable para salir de casa.
A medida que pasaban los meses, comenzaron a reabrirse algunas actividades, pero esto generó disputas políticas y sociales, como las restricciones por terminación de DNI, las caminatas de los runners, la apertura de locales comerciales, y la circulación bajo permisos especiales.
Reflexiones y secuelas de la pandemia
Hoy, a cinco años del inicio de la cuarentena, aún persisten discusiones sobre el impacto de esas decisiones. Incluso desde el Gobierno anterior se destacó que la prolongación del confinamiento fue una medida políticamente cargada.
Martín Guzmán, exministro de Economía, señaló en una entrevista que “la administración de la pandemia es lo que hacía fuerte al Gobierno” y explicó que la extensión del confinamiento fue más larga de lo necesario, ya que “la administración de la pandemia era vista como una ventaja política”.
Las imágenes que marcaron el 2020 incluyen las vacunas, los colegios cerrados, el trabajo remoto, los detenidos por violar las restricciones, y los encuentros clandestinos. Cada uno de estos elementos quedó grabado en la memoria colectiva de los argentinos.
Desde ese momento hasta el presente, los ciudadanos enfrentaron una pandemia que dejó secuelas profundas y, lamentablemente, cientos de víctimas. La experiencia vivida durante esos meses sigue siendo un recuerdo difícil de olvidar. (Con información de NA)
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