REDACCIÓN ELONCE
La reciente sanción de la Ley de Agroquímicos en Entre Ríos, que regula el uso de fitosanitarios, generó una fuerte controversia. La normativa permite fumigar a sólo 5 metros de un curso de agua, en zonas donde no haya ni población ni escuelas, lo que representa una reducción significativa respecto a los 50 metros establecidos previamente.
Esta modificación y otros puntos fueron criticados por los sectores ambientalistas, que consideran que la ley favorece los intereses de las empresas agroquímicas y pone en riesgo la salud pública y el medio ambiente.
Para las organizaciones que se oponen, esta ley no sólo debilita las regulaciones ambientales, sino que también pone en peligro la producción de alimentos saludables, al priorizar la productividad por encima de la sostenibilidad ambiental.
Por otro lado, los ruralistas celebran la sanción de la ley, ya que consideran que otorga mayor certeza jurídica y facilita la producción sin los obstáculos de normativas anteriores. ¿Existe en esta ley un equilibrio, como afirman los ruralistas, entre el desarrollo productivo y la protección ambiental, o ignora los riesgos a largo plazo?
La ley será clave no sólo para Entre Ríos, sino para establecer un precedente sobre el futuro de las políticas ambientales en Argentina. ¿Cómo podemos encontrar un balance entre el avance de la producción agropecuaria, y la protección de la salud y el medio ambiente?
Aldana Sasia, abogada y Magíster en Derecho Ambiental, y Nicolás Indelangelo, ingeniero agrónomo fueron los invitados a El Ventilador, que se emite martes y jueves de 21:30 a 23:00 horas por Elonce.
Sasia, en primer lugar, comentó la repercusión de esta aprobación: “No se ponen de acuerdo ambas posturas. Una busca la protección de la salud de toda la población de Entre Ríos y la otra está en búsqueda de una solución rápida y económica para el modelo agroexportador y agroindustrial. Cuando uno lee los fundamentos de la redacción de esta ley propuesta por el diputado Rossi parece que el fundamento tiene que ver con protección de salud, pero cuando uno va al articulado y se pone a leer detenidamente la protección de la salud pasa muy lejos de lo que dice el articulado y lo que intenta intensificar es la mayor cantidad de utilización de productos a menores distancias de resguardo y protección. Es un fomento a la cantidad de química que hoy se disemina en este modelo y no busca otro modo de producir a largo plazo, sino que directamente es un modelo que está preestablecido para dentro de 30 años”.
Indelangelo, por su lado, en su primera intervención dio a conocer su punto de vista sobre esta ley: “Veo un gran problema en la Ley y en las propuestas en torno a estas propuestas en cómo está encarada la problemática porque se está encarando desde lo que es la toxicidad de una manipulación directa, es decir, los problemas agudos por una exposición a una dosis alta. Por ejemplo, la que puede estar expuesta un trabajador rural que manipula estos agroquímicos. Se esbozan las denominadas prácticas, que son sugerencias de los fabricantes, sobre cómo usar estos productos. Se le dice a un manipulador ‘tenés que usar guantes, esta máscara de protección, un delantal, aplicar el producto a una determinada presión para minimizar el riesgo a una exposición aguda’”.
Sin embargo, explicó que “nosotros no somos manipuladores de esos agroquímicos y sin embargo estás expuestos a subdosis todos los días porque estas moléculas químicas, que se llaman seno bióticos, que cuando se esparcen en el ambiente, solo impacta entre un 20 o 30 por ciento y ese 80% que no llega al blanco queda en el ambiente sometido a la dinámica ambiental. Significa que ese producto químico queda en el suelo, en el agua y en el aire y luego el ambiente lo traslada a subdosis y de manera crónica. Si hoy muestreás aire, agua, alimentos, encontrás estos productos porque se vienen usando hace muchos años. Toda esa cantidad de químicos que se han usado y se usan están acumulados en el ambiente. Hoy te vas a una plaza de cualquier pueblo y los niños que están jugando ahí están respirando agroquímicos. Esa exposición crónica de todos los días a subdosis, no nos mata directamente, pero sí nos enferma”. Además, aseveró: “Han cambiado los modos de enfermar y de morir en la Argentina”, a raíz de estos productos.
“La salud pública es algo más complejo y el articulado no da cuenta de la problemática y va por otro lado. Eso es gravísimo”, remarcó.
Sasia, sobre el fracaso para evitar que se apruebe la Ley, dio a entender que ve en la rama política: “Hay una falta de conocimiento. Si no estás específicamente en esta temática, probablemente no tengas conocimiento. Por ejemplo, que hay 3.600 estudios que dan cuenta de todas las consecuencias en la salud, que no es solamente el cáncer”.
En la misma línea, sostuvo que los casos en los que estuvo presente, su opinión tiene un sustento científico “porque todas estas sustancias químicas irrumpen en el informe celular que lleva tu organismo y tienen consecuencias en tu salud, pero también en tu descendencia porque son irruptores endócrinos. Modifican el ADN de la madre porque tiene efectos tetaros génicos y hace que ese niño no nazca en las mismas condiciones que si hubiese estado en un espacio de socio salud ambiental como el resto”.
Al mismo tiempo, el invitado sostuvo que este modelo “es un negocio de 3.000 millones de dólares en la Argentina por año, donde el 70% tiene que ver con los herbicidas y por supuesto que hay un lobby. Hemos tenido a Antonio Aracre de asesor presidencial”. Asimismo, explicó: “En la política no trabajan con pruebas porque toda la evidencia que se generó en estos últimos 30 años, toda la evidencia cuenta que hay problemas”.
Yohana Fucks, por su lado, indagó acerca de otros modelos que se pueden utilizar en la provincia y qué ejemplos de otros países pueden ser tenidos en cuenta. Al respecto, respondieron: “Desde la agronomía, si uno ve que la evidencia de estos productos de todos estos años derivó en estas nuevas formas de enfermar y morir en la región donde se usan, tenemos que hacer algo. No podemos proteger menos de lo que se está protegiendo”. En ese sentido, Indelangelo instó a promover “la disminución del uso”.
“Hay que ser creativos y hay que preguntarse por qué se utiliza cada vez más agroquímicos. Cuando me gradué, la dosis de glifosato era cinco o seis veces menor de lo que era ahora”, profundizó.
“La distancia nos preocupa porque se reduce y por eso decimos que es inconstitucional porque al reducir la distancia está violando tratados internacionales de derechos humanos como aquellos que fijan principios el de no regresión”, detalló la abogada. En otro fragmento de la entrevista, explicó: “No hay justificación alguna para reducir porque no hay datos que demuestren que se va a encontrar menos veneno del que más se encontró”.
Luego, retrucó: “Quiero que todos los entrerrianos gocen de salud y que nadie tenga que tener un hijo con cáncer porque no debe ser nada más espantoso que padecer esa patología”.