La pobreza en Argentina afectó al 52,9% de la población durante el primer semestre de 2024, según datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), mientras que el nivel de indigencia alcanzó el 18,1%. Este informe, basado en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), refleja una realidad que va más allá de las cifras: miles de personas luchan cada día por acceder a algo tan básico como un plato de comida.
En este contexto, Elonce dialogó con Anabela Albornoz, referente de la organización Suma de Voluntades, que trabaja de cerca con las comunidades más vulnerables. “Los datos entristecen, duelen, pero no nos sorprenden. Nosotros lo venimos percibiendo porque somos el termómetro diario en los barrios y en nuestras recorridas nocturnas, donde vemos un aumento exponencial de gente que busca comida”, expresó.
Además subrayó la gravedad de la situación y cómo impacta en las personas detrás de los números: “Más allá de las estadísticas, hay historias de vida. Muchas personas caminan 30 cuadras para conseguir un plato de comida. Antes podíamos planificar nuestras recorridas, pero hoy es imposible. La cantidad de gente que se acerca a pedir una vianda es muchísima, y muchas veces no podemos terminar el recorrido porque los alimentos no alcanzan”.
La referente compartió algunos datos sobre las recorridas de la organización: “Nosotros entregamos 8.300 platos de comida al mes y, calculando los costos, una comida para 300 personas hoy nos cuesta alrededor de $124.000, sin contar descartables, gas o electricidad. Además, repartimos 2.370 tazas de leche, lo que representa unos 600 litros al mes, un gasto que es difícil de sostener para nosotros como organización”.
Suma de Voluntades cuenta con un fuerte apoyo de la comunidad, pero la situación sigue siendo difícil. “El acompañamiento de la gente es nuestro gran sostén, pero los barrios están en una situación desesperante. Muchas veces tenemos que decidir quién come y quién no, y eso es algo muy difícil de afrontar”, destacó.
La situación se agravó en los últimos tiempos debido a la falta de apoyo estatal, según la referente: “Este problema no es nuevo, pero se profundizó con la retirada del Estado de los territorios. Antes recibíamos mercadería de Nación, pero hoy esos envíos no llegan. Los comedores y merenderos no solo dan comida y leche; son espacios donde se detectan problemas graves como el abuso infantil, el abandono escolar, la violencia doméstica o el consumo de drogas. Son mujeres las que ponen el cuerpo y el corazón para sostener estos dispositivos, pero están invisibilizadas”.
Asimismo alertó sobre el creciente consumo de drogas en los barrios, una problemática que está afectando gravemente a las infancias. “Todo está relacionado. El aumento del consumo de drogas trae consigo otros problemas como el abuso, la violencia y hasta el suicidio. Recientemente, realizamos un encuentro llamado `Asentamientos´, donde presentamos un diagnóstico crítico sobre esta situación. El consumo hoy está afectando a los niños, y eso es muy preocupante”, afirmó.
Consultada sobre el abastecimiento de alimentos: “Estamos desabastecidos. Es una lucha semana a semana para cumplir con todos los compromisos que tenemos. Por eso, una vez más pedimos a la comunidad que nos siga apoyando. Para nosotros, es fundamental sostener a los niños en espacios de contención, porque si no están en la escuela o en un comedor, están en la calle. La pobreza no solo trae hambre, también destruye vidas y deja secuelas que muchas veces no se ven, pero nosotros lo vivimos todos los días”.
Finalmente, Albornoz hizo un llamado a quienes deseen colaborar: “Nos pueden encontrar en redes sociales como Suma de Voluntades Paraná o acercarse a nuestra sede en calle Bavio 367. Necesitamos que nos sigan acompañando y que se ponga en agenda la integración socio-urbana, que es clave para nivelar los puntos de partida”.
Elonce.