La Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Entre Ríos realizó un simulacro de evacuación en caso de incendio, actividad que involucró a toda la comunidad educativa y contó con la colaboración y auditoría de los bomberos zapadores. El ejercicio fue diseñado para evaluar y mejorar los tiempos de respuesta ante una eventual emergencia.
El vicedecano de la facultad, Pablo Barberi, destacó la importancia de estos simulacros y la necesidad de cumplir con los protocolos de seguridad que la institución ha implementado en los últimos años. “Es necesario cumplir con los protocolos de higiene y de seguridad que hemos ido suscribiendo. Es importante que tengamos el personal en cada piso adecuado a la tarea y que la comunidad responda, sumándole complejidad año tras año. Hoy tenemos un simulacro mucho más realista”, explicó Barberi.
Por su parte, el secretario general de la facultad, Alfredo Romero, señaló que el simulacro incluyó la participación de todos los sectores de la institución, desde el personal administrativo hasta los estudiantes. “Participó la comunidad educativa en su conjunto, el personal administrativo de nuestra facultad, quienes tienen un rol o función en todo lo que es el operativo, desde guiar a los presentes hasta cortar la calle para que todos puedan llegar al punto seguro, que es la plaza. Por esta vez, también invitamos a los bomberos zapadores, a los cuales agradecemos por venir a hacer una auditoría”, expresó Romero.
Además, Romero resaltó la importancia de realizar estos simulacros dos veces al año para mejorar la cultura de la seguridad. “Es un simulacro que, a nivel universidad, todas las facultades hacemos dos veces al año para ir incrementando la cultura de la seguridad, practicando y detallando los aspectos que tenemos que mejorar”, comentó. Añadió que este año lograron reducir el tiempo de evacuación en dos minutos. “Bajamos dos minutos el promedio desde que suena la alarma hasta que llegamos a la plaza; fueron seis minutos, y el año pasado habían sido ocho”, precisó.
El simulacro siguió un protocolo específico, que comienza con la activación de la alarma una vez detectado el siniestro. A partir de ese momento, el personal administrativo tiene roles asignados, como contactar a los bomberos y comunicar la situación a quienes se encuentran en las aulas. Durante el año, también se entrena a los estudiantes, incluidos aquellos con discapacidades motrices y auditivas. “Nuestro sistema de alarmas tiene un sensor lumínico para personas sordas, y hay puntos seguros para quienes tienen movilidad reducida”, detalló Romero. Según las autoridades, estos simulacros buscan garantizar que, en caso de un incendio real, la institución esté preparada para proteger a toda su comunidad.
Elonce