

Desde su inauguración en 1930, la Costanera de Paraná ha sido un espacio clave de la ciudad. Su transformación en 2004 marcó un antes y un después, consolidándola como un paseo icónico junto al Paraná. A 95 años de su creación, repasamos su historia y evolución.
El 28 de marzo de 1930 se inauguró oficialmente la Avenida Costanera de Paraná, una obra que cambió la relación de la ciudad con su río. Impulsada por el ingeniero José Repossini y financiada por el gobierno nacional, esta iniciativa permitió consolidar el valor del Parque Urquiza y mejorar el acceso al Paraná, que hasta ese momento se limitaba a senderos de tierra y a la empinada "Bajada de Izaguirre".
La Costanera de Paraná no solo embelleció el paisaje, sino que también se convirtió en un punto de encuentro para los ciudadanos. Sin embargo, con el paso de los años, la acción del río generó un deterioro progresivo en la estructura, lo que llevó a que, a fines de los años 90, se comenzaran a estudiar soluciones para estabilizar la barranca y garantizar la seguridad del paseo.

En 2001, se iniciaron los trabajos para la renovación del sector, que incluyeron la demolición del complejo Playa I y del Yacht Club Paraná, la construcción de un pedraplén estabilizante con 90.000 toneladas de piedra y la instalación de un muelle de ribera sobre 411 pilotes de hormigón. La plataforma de hormigón armado de 750 metros de extensión aseguró la estabilidad del terreno y permitió el diseño de un paseo peatonal moderno.
El arquitecto Rubén Cabrera fue el encargado de proyectar la renovada Costanera, con un enfoque minimalista y funcional. Su diseño incluyó rampas, escalinatas, miradores y una fuente de piedra, favoreciendo un recorrido contemplativo e integrando el paseo con el Parque Urquiza. La obra fue financiada por el Banco Mundial y su costo superó los 23 millones de pesos.

La inauguración de la nueva Costanera, en diciembre de 2004, fue un acontecimiento de gran relevancia para la ciudad, con eventos culturales y deportivos que culminaron con un recital de Soledad Pastorutti ante más de 50.000 personas. Desde entonces, este espacio ha sido epicentro de innumerables actividades recreativas y sociales, consolidándose como uno de los lugares más emblemáticos de Paraná.

En las últimas décadas, se han realizado nuevas mejoras en la infraestructura y la iluminación, garantizando su conservación y funcionalidad. A 95 años de su inauguración, la Costanera de Paraná sigue siendo un testimonio de la evolución de la ciudad y de su constante diálogo con el río.
