Fernando David Silva había decidido que este fin de año sería diferente. No más reuniones apuradas entre consultas ni la fría soledad del sur argentino. Esta vez, el calor tropical de Brasil y la risa de sus amigos eran el único plan. Junto a Maximiliano Ayón, su compañero de trabajo, y Damián Malandra, armaron un itinerario simple pero inolvidable: Nochebuena en las playas de Angra dos Reis y un brindis para despedir el 2024.
El 27 de diciembre, el día de su cumpleaños número 38, todo parecía perfecto. En su perfil de redes sociales, Fernando compartió dos collages de fotos tomadas esa semana: playas cristalinas, rostros bronceados y abrazos fraternales. Un pie de foto simple, pero lleno de gratitud: “Gracias por la vida”
Horas más tarde, un paseo en lancha por las costas de la ciudad de Angra dos Reis, en el estado de Río de Janeiro, terminó en tragedia. Fernando murió cuando era asistido en el hospital y sus dos amigos resultaron heridos.
De acuerdo con las autoridades locales, el impacto fue reportado al cuartel de Bomberos de Angra dos Reis a las 11.41 del viernes. Las dos embarcaciones involucrados tenían tripulantes. Una contaba con capacidad para 26 pasajeros. En esa no hubo heridos. Los tres argentinos estaban en la más pequeña, junto a otras dos personas, que se hundió tras la colisión.
Al llegar los Bomberos, encontraron cuatro víctimas que fueron rescatadas del agua, pero Fernando no logró sobrevivir como consecuencia de las heridas y murió en el Hospital General de Japuíba.
Fernando nació en Tigre, Provincia de Buenos Aires, y se graduó como Licenciado en Terapia Ocupacional. Después de la pandemia, dejó su ciudad natal para instalarse en Ushuaia, donde su dedicación lo convirtió en una figura clave en el sistema de salud mental de Tierra del Fuego.
Actualmente, se desempeñaba en la Dirección de Dispositivos Intermedios en Salud Mental, perteneciente a la Secretaria de Salud Mental y Adicciones de la provincia. Había creado y dirigido la primera Casa de Medio Camino de la provincia, un espacio diseñado para que pacientes con problemas mentales pudieran transitar hacia una vida autónoma. También estuvo a cargo de viviendas asistidas, un centro de día y dispositivos territoriales que cambiaron el paradigma de la atención en la región.
Quienes lo conocieron lo describen como sociable, carismático, y con un talento innato para crear lazos genuinos. Fernando forjaba amistades rápidamente, pero con Maximiliano y Damián compartía un vínculo especial y las vacaciones juntos ya se habían convertido en una tradición.
La noticia sacudió a sus seres queridos como un rayo. “La muerte nos deja ese sabor de lo enigmático y lo incomprensible. Más aún cuando nos toca de cerca. Hoy me duele despedir a un amigo, un compañero y un inmenso profesional de la salud mental. Fer asumió el gran desafío de cuidar personas con algún padecimiento mental, en su comunidad, lo hizo de manera profesional y disposición plena. Un amigo atento y afectuoso. Un compañero presente, con el que se podía contar y discutir. Te vamos a extrañar y a recordar siempre”, posteó en su Facebook David de Piero, secretario de Salud Mental y Adicciones de Tierra del Fuego.
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