

Murió “Rastas”, el perrito callejero que años atrás recibió una medalla por realizar la Maratón de Reyes en Concordia.
“Se ganó el cariño de la gente, era libre, se crió en la zona del Polideportivo y acompañaba allí a quienes entrenaban. Se fue a otra zona libre, el cielo”, graficó Luis Acosta, quien lo adoptó tras la maratón hace algunos años.
El perrito se hizo conocido en 2016 por correr los 10 kilómetros de la tradicional Maratón Internacional de Reyes de Concordia. Este evento cambió su vida para siempre.
Vivía en la zona de la costanera de Concordia, pero la mayor parte de su tiempo la pasaba en el polideportivo, donde esperaba ansioso que llegaran los atletas para entrenar y correr junto con ellos.
Tenía varios nombres: algunos lo llamaban Negro, otros Runner o Rasta. Cuando había tormenta, situación que le causaba pánico, acompañaba a distintos atletas hasta sus casas para que lo dejaran pasar la noche adentro y, al día siguiente, y si el tiempo mejoraba, pedía para salir nuevamente y volver al polideportivo.
No se sabe a ciencia cierta cuántos años tenía. Consideran que cuando se hizo conocido tenía entre 6 y 10. En aquel momento, Rasta se paró en la línea de largada y corrió los 10 km de la Maratón Internacional de Reyes de Concordia. Largó junto a los primeros, ante la mirada de las 50.000 personas que salen a las calles a alentar.
En el recorrido, algunos le tiraron piedras para sacarlo de la carrera, pero pudo retomar el circuito y terminarlo en 50 minutos. Ese día, Luis Acosta lo filmó y publicó su video. Fue él mismo quien lo buscó en las calles en los días siguientes, lo tuvo en su casa y lo bañó para que pudieran darle un reconocimiento y una medalla por haber sido el perro que corrió la carrera.

La plaza 25 de Mayo estuvo colmada de atletas, público en general y autoridades. El creador de la Maratón de Reyes le puso su medalla. Pero Acosta soñaba con que Rastas consiguiera una familia, y eso no pasó. O quizás ese era el destino: porque este corredor de cuatro patas se quedó a vivir con su familia.
El can runner tuvo una casa y personas que lo cuidaron. También le cambió la vida a Luis, que empezó a correr para acompañar a su amigo de cuatro patas.
Rastas y Luis corrían juntos, participaron de muchas carreras, aunque las de aventura fueron sus preferidas. Cada vez que lo invitaban a correr, el perro tenía disponible su pechera, su dorsal, y su chip, lo que le permitió figurar en las clasificaciones de las competencias en las que participó.
En el año 2020 empezaron los problemas de salud para “Rastas”: perdió sensibilidad en su pata derecha trasera y por ese ese motivo Luis no lo llevó más a las carreras, pero pudo disfrutar de su vida hasta este fin de semana junto a su familia y sus dos "hermanos" caninos. (El Entre Ríos)