La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) informó que el año 2024 culminó con un acumulado de precipitaciones entre 700 y 1200 milímetros, lo que representó un 26% más en comparación con los 700 a 900 milímetros registrados en 2023.
A pesar de estos buenos resultados generales, el mes de diciembre marcó un quiebre negativo, con precipitaciones por debajo de la media histórica.
En cuanto a las reservas de agua en el suelo, la situación es preocupante en gran parte de la región, con niveles críticos en el 50% del territorio, siendo el nordeste bonaerense la zona más afectada.
“En el 2024 la región acumuló un promedio anual de 960 mm y las lluvias se acercaron al típico gradiente de 800 a 1200 milímetros de este a oeste. La mayoría de las estaciones meteorológicas de la Red GEA registraron valores superiores al año previo, dejando en promedio 26% más de agua que en el 2023”, destacó la entidad en su informe. Esto muestra un panorama más favorable en términos de precipitaciones, aunque la falta de lluvias en diciembre comienza a generar preocupación.
El rol favorable del otoño
El fenómeno climático de El Niño jugó un papel crucial en este escenario, ya que “las lluvias del otoño sumadas a la recomposición de lluvias durante la primavera de este año, fueron los factores que aportaron más agua al 2024”, explicó la BCR.
Sin embargo, el mes de diciembre no acompañó esta tendencia positiva. “El sur de Santa Fe y norte de Buenos Aires terminaron con unos escasos 35 mm, muy lejos de los 110 considerados valor medio histórico para la zona”, indicaron. Este déficit ha tenido consecuencias directas en las reservas de agua del suelo, que actualmente oscilan entre escasas y sequía en la mitad de la región núcleo.
Preocupación por los cultivos de maíz y soja
El impacto de la falta de lluvias se siente especialmente en la zona norte de Buenos Aires, donde el inicio de 2025 se presenta complicado para los cultivos, especialmente el maíz temprano. En localidades como Baradero, Rojas y Colón, los asesores coinciden en que la situación es preocupante, dado que la opción predominante este año fue el maíz temprano debido al riesgo que presenta la chicharrita.
“Los maíces sembrados son casi todos de fechas tempranas de octubre y septiembre; no hay maíces de primera tardíos y apenas un 10% de maíces de segunda”, indicaron los especialistas.
A pesar de que los primeros estadios del ciclo contaron con una buena provisión hídrica, la escasez de lluvias en diciembre afectó el desarrollo de los cultivos. “Están en su periodo crítico y lo transitarán casi sin lluvias”, alertaron los asesores.
Aunque aún no se reportan daños irreversibles, los rendimientos ya están comprometidos. “El impacto final dependerá de las lluvias; podría variar entre un 10% y un 30%, según el lote”, señalaron los expertos.
Por otro lado, la soja también enfrenta dificultades debido a las condiciones climáticas. “Tuvo un arranque raro”, indicaron los asesores, quienes destacaron que la oleaginosa presenta un aspecto “avejentado y entrenudos cortos” debido a las bajas temperaturas de noviembre y diciembre, o al carry-over de herbicidas. Aunque aún no está en periodo crítico, la soja necesita con urgencia lluvias para asegurar su desarrollo adecuado. Además, un 10% a 15% de los lotes aún no ha sido sembrado debido a la falta de agua, y otro 10% fue implantado con la esperanza de recibir las lluvias de fin de año que finalmente no llegaron.
Pronóstico incierto para el mes de enero
A pesar de las preocupaciones actuales, la BCR indicó que existe una ligera esperanza de que las condiciones mejoren en los próximos días. “Entre el domingo 5 y madrugada del lunes 6, aumenta la probabilidad de chaparrones y tormentas aisladas e intermitentes, principalmente en el sudoeste de la zona GEA”, apuntó la entidad.
Sin embargo, los pronósticos de mediano plazo no son alentadores, ya que no se prevén precipitaciones significativas para la primera quincena del año. (Bolsa de Cereales de Rosario/La Nación)